26. Abril 2024

Arxius de sergio farras | Diari La República Checa

REDACCIÓ1 Maig, 2020

Pasan los días tan lentamente que parece no pasan. Se resquebraja la noche en enésimas estrellas que esperan ansiosas, duras como las escayolas para que en breve tiempo se ablanden como galletas de mantequilla, de volver a cruzarme una vez más, como era costumbre cuándo las miradas humanas se cruzaban antes de esta pandemia; unas eran cómplices y otras coautoras de una convivencia más o menos corriente. No hay felicidad sin libertad, ni momento de luz que ilumine la oscuridad sin la virtud de las pequeñas alegrías del día a día, de cuando socializamos como criaturas empáticas y cuando no nos apartamos de la gran felicidad. Pero sin la virtud de ser conscientes de nuestra responsabilidad, este confinamiento está poniendo a prueba nuestro factor humano más solidario.

Me cuesta ya contar y  hasta de llevar bien las cuentas emocionales y afectivas de mi ser, de los días que pasan lentos como las manecillas de un reloj a la vista. Pero creo que estoy escribiendo estas palabras desde lo más hondo de mí esencia y con el sentido común comprensible, ante esta pandemia que nos ha recortado nuestras ilusiones y nuestros sanos planes de vida. Durante el enésimo día de cuarenta confinada al cerrojo del tiempo y el espacio que me está sometido a esa distorsión y enmascaramiento de cumplir con el deber del buen ciudadano, pero  que ello  genera la ansiedad  de recuperar la libertad  natural que la vida nos da por ser acto tan innato como espontaneo.

Anhelamos nuestra normal vida donde casi éramos felices ¡Casi, no del todo!, tampoco  nos engañemos en demasía. Pero estos días las sensaciones y las emociones se han endurecido más que ablandarse, por el sobrellevar del impacto emocional que repercute en nuestros días que son diferentes. Las horas no parecen desplegarse y llenarse de experiencias, sino más bien al contrario: se contraen, se vuelven bacterianas y microscópicas, se enroscan como un sueño de fiebre o un pensamiento casi neurótico. Este cambio drástico en nuestras vidas provocado por el coronavirus se vive de manera diferente conforme avanzan los días perennes. La mayoría de los  ciudadanos nos hemos comportado como auténticos y épicos responsables de nuestra salud y la de los demás, y hemos cumplido con el largo viaje de la acción que lleva  a la reflexión más sensata.

Profundos cambios sociales nos dejará una huella de un cambio que se va a construir poco a poco como un nuevo orden mundial, una manera diferente de vivir en este mundo, donde muchas cosas mutarán como colores cromáticos o de grises matices. ¡Esto ya se verá! De momento, afinados estamos en  un distanciamiento de obligado cumplimiento,  de apremio obligado y con un trance casi hipnótico de estado de alarma. La desescalada del confinamiento nos ilusiona vagamente, donde se dejan atrás con mucha tristeza otras almas que no pudieron quedarse entre nosotros por el maldito virus. Vulnerables nos sentimos porque no estábamos preparados para tales abrumadoras tesituras ni de vanas plagas como esta que nos concierne y que detienen el tiempo de nuestras normales vidas. Nuestros hábitos y nuestros vicios, nuestras verdades y nuestras vanidades se han visto estancadas ya más de cincuenta días, y todo esta circunstancia nos pasa factura con un tanto de desaliento,  porque cuando no nos da el sol es cuando podemos  elegir, y lo contrario nos puede desmoralizar como una carta que no llega a un amigo, porque late y palpita con furia dentro de nosotros el  instinto gregario del ser socializado. Pues es en las dificultades en donde de verdad se mide el factor humano, aunque ya llevemos muchos días y muchas noches entregados a la mirada y el silencio en proporción con lo que estábamos acostumbrados en degustar. Y lo que deseamos es sentirnos retribuidos  al recibir una luz puntual desde la perspectiva adecuada, que por naturaleza sería compartir sudores, alientos, excelente conversaciones, murmuraciones varias y conversaciones cómplices, todo ello anillado como amantes de la vida que fluye y circula libre como un manantial,  pero que estos días resistimos con este fecundo  sacrificio que es esta clausura por el maldito coronavirus. Todo esto está medio bien calibrado para evitar males mayores, donde luego un “craso” error en estos momentos sería ya tarde y estéril como el arrepentimiento del tullido.

A nivel familia, ocio, amigos y cultura, nos ha llevado a la ruptura de nuestra filosofía y manera de entender la vida, donde debemos de encajar estoicamente hasta que se normalice la situación para poder seguir con la normal existencia que antes llevábamos; mejor o peor, pero era nuestra y de nadie más. En la parte más perniciosa siempre hay algunas criaturas ansiosas e insolidarias que desean esquivar este confinamiento, que es un pequeño sacrificio por un bien mayor, pero es muy poco deportivo romper el confinamiento por egoístas y ruines intereses individuales como una condición poco filantrópica.

Igual un futuro imperfecto y confundidor nos espera, un nuevo orden mundial donde se perciben cambios aparentes, igual caminando hacia una sociedad “post pandemia” más solidaria y una refundación de la política. ¡Todo se andará! Lo que sí es cierto como una verdad de esperanza es que los cambios de nuestra vida diaria podrían mutar, las hay pesimistas y las hay más esperanzadoras, pero un cambio en nuestro modelo social y económico se prevé tangible y a corto plazo. Pues la metamorfosis acelerada que nos ha impuesto este virus se aprovechará para cambiar de repente algunas costumbres. Quizás no seamos muy conscientes de ello todavía, pero lo que ocurrirá a nivel global en el mundo nos afectará a todas nuestras actividades; tanto lúdicas como de tareas y condiciones: como el teletrabajo, la magnificación de las compras por internet, la inteligencia artificial, la manera de relacionarnos y, como no; será urgentemente necesario generar mucho empleo para sostener unos tiempos que de momento se presentan de ambigua condición. En la parte positiva ya se habla de una desescalada coordinada y cabal, cosa que anima y da sustancia reconstituyente del alma,  que alimenta nuestro anhelo de criaturas emotivas donde ya podemos vislumbrar la luz al final del túnel. Sobre los políticos y la política tiempo habrá de pedir responsabilidades si las hubiese, o que las urnas dispongan como deben de tratarse las emociones contradictorias de cada cual en una democracia legítima como una forma de convivencia social libre y exenta normalmente de prohibiciones.

Un solo y único camino está siendo esta disposición de la confinación: ¡Quedarse en casa! Porque aparte de las redes sociales y las ya conocidísimas aplicaciones instagram, facebook, whatsApp, etc. No hay mucho más contacto que el que nos permite  y nos transige para una relación y vínculo virtual, como algo “irreal” dentro de la realidad, pudiendo estar en contacto como un holograma multicolor engañando a nuestra mente libre y de pensamientos independientes. Estas aparentes y artificiales tecnológicas,  que a veces parecen de corte “pseudo” humanas, nos han permitido factiblemente que desde nuestros domicilios  podamos haber sido presentes con nuestros seres más estimados., inundando de luz del plasma de la pantalla de nuestros ordenadores para alumbrar la habitación con nuestras computadoras frías, que es lo más cercano al calor humano que hemos tenido más a mano. Las redes sociales se llenaron también de repente de iniciativas y proyectos, algunos solidarios como bálsamos que curan para conseguir metas o intereses comunes. Ese es el lado amable de nuestras sociedades. Sin embargo, otros han sido más dignos de la vileza y de la más canalla estafa, vendiendo por ejemplo mascarillas al precio que cotiza una micra de oro como ruines mercaderes que han aparecido por el siempre vicio de la codicia. Y aunque todo ello haya resquebrajado los normales hábitos de una sociedad determinada y socializada como es la nuestra, seguimos hacia adelante con la ilusión puesta en un futuro que ha de venir con nuevos horizontes, e igual, hasta con la oportunidad de cambiarlo por uno mejor. De momento la intencionalidad se encuentra en estado de gracia en su mayoría, que parece ser que a buen puerto se dirige, para al final soltar amarras de nuestro confinamiento tan impuesto como necesario pero sin dejar de pensar a qué puerto nos dirigimos social y económicamente.

Y aunque normalmente nosotros criaturas de normal condición, no entendamos mucho de virus y otros parásitos cachondos y rebeldes como este coronavirus que nos ha puesto en un jaque y alerta que parecía excesivamente letal, tampoco hemos perdido el control total de nuestros instintos primarios, siendo la mayoría conscientes de quedarnos en casa por un bien mayor,  aunque fuese de compleja virtud en la metáfora de una existencia humana y social legando a la sabia conclusión de que vale la pena continuar sanos y briosos, seguir hacia adelante sin más dilaciones de no habernos dado por vencidos, ni tampoco haber sido criaturas de derrota en la parábola de nuestra existencia. Porque la vida no se ha hecho para comprenderla de un modo científico, sino para vivirla de una manera hedonista y placentera. Sigamos pues viviendo la vida de colores y aceptando el reto de que la naturaleza siempre tendrá el control de nuestras almas indulgentes. ¡Pero ojo! La falta de unidad entre países después de esta pandemia puede llevarnos a un catastrófico escenario económico y social como un impulso misterioso y meramente decorativo como una cenefa. No perdamos la perspectiva.

Sergio FARRAS
Escritor tremendista

 


REDACCIÓ22 Novembre, 2017

Decía Louis Dumur, escritor suizo, cuya principal carrera literaria tuvo lugar en París dentro del Mercure de France qué: “La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”.

Gabriel Rufián es un ejemplo de político atípico y de raros trazos menospreciadores en sus discursos de pláticas predicaciones ofensivas en sus alocuciones poco empíricas, que a veces parecen que se acercan más a los monólogos jocosos y burlescos del teatro de variedades de la comedia que a las alocuciones y discursos de políticas más serias y al uso.

Rufián es criatura política de talle y porte rebelde, de aparente ambigüedad que casi roza lo trascendental. Personaje que no tiene pelos en la lengua y las vergüenzas poco desarrolladas, diablillo vestido de bohemio, defensor de una política casi esotérica y de naturaleza impía, donde va persiguiendo casi siempre vanos esbozos de doctrinas e ideologías más efímeras y metafísicas que de tener los pies bien puestos en el santo suelo.

Siempre, en su particular oratoria, suele aplicar  un adoctrinamiento de poco cabal sustantivo, para intentar convencer con sus argumentos pocos sólidos con que poder seducir y engatusar al votante confundido. Siempre al punto de la provocación y la descalificación personal, rozando el insulto y afrentas si procede con su artística lírica ofensiva al contrincante de turno y que no comulgue con sus ideas, que las suele hacer visibles con su palabrería casi en exhibición de feria y de credos paganos. Rufián es de esos políticos truhán y travieso, que en sus modos y en sus tiempos, a veces de talle impresentables, no tardando mucho en mostrar sus argumentaciones  que rozan la ambigüedad más susceptible de infinitos significados o, a veces, de interpretaciones mezcladas en una loca coctelera de misceláneas políglotas, de sus conjeturas poco juiciosas propias más de tarambanas embustes que de realidades definidas con cien gramos de sustantividad que convenzan a la mayoría. ¡Ése es el Rufián que se deja ver!

Gabriel Rufián no se sabe si la criatura tuvo una mala infancia, o su mala leche sólo es un rol impuesto por él mismo para destacar un poco más desde la cínica ironía que es el mundo complejo y poco deportivo de la política actual, que anda un tanto revuelta en estos tiempos tan maquiavélicos y engañosos; cabalgando entre los que quieren “ser” y los que quieren dejar de “serlo”. La última ocurrencia de Rufián en el Congreso fue mostrando unas esposas como un verdugo de cómico acometido y fue éste:

“Esto son unas esposas. Esto es su política, su programa, es el diálogo que han aplicado a nuestros compañeros del gobierno legítimo de Catalunya antes de meterlos en furgones, pasearlos por Madrid, insultarlos y llevarlos a Estremera y Alcalá Meco”,  espetó Rufián al ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido.

Sus argumentos suelen ser los siguientes: la culpa es tuya, “a mí me daría vergüenza…”. También está en la memoria el famoso:  “saque sus sucias manos” de Catalunya que le dijo a Rajoy. La culpa para este hombre casi siempre es de los demás, y no suya, claro, pues suele aprovecharse de la tensión política actual para arrastrar su desprecio infinito al antagonista y sorprendido adversario. Y claro, va vendiendo entre el personal que le va escuchando que lo suyo es un chollo, una ganga, una democracia “Low cost”, pero que al final nadie le quiere comprar por la duda que le acompaña. El juego del palabreo e insultos a este hombre casi siempre le sale la cosa por la tangente, expectorando con satíricas ironías y mostrando las miserias de los demás que suele conjugar muy bien con sus fantasías políticas. Rufián es un dramaturgo, un comediógrafo nato,  que le gusta calentarse el alma como si fuese un brasero en un espacio escénico de demonios y maldades que para él, es el Congreso de los Diputados. Si ha recibido durísimas críticas a su persona hace réplica socarrona y suele responder haciendo burla de todo o del más débil, echándose al cuello como un vampiro sediento de plasma y de cualquier diputado que cace al vuelo en su descuido de verborrea.

También en su mente crea y se inventa golpes de estado fantasmas  que jamás, ni por asomo, se han producido de facto. Sin embargo, él no es un fantasma, no, igual sólo es un “gigoló” político en forma de ectoplasma de supuesta materia viva que no suele hallarse presente en el cuerpo físico de cualquier político con un poco de dos dedos de frente.  Hay un artículo por ahí en otro periódico, en el que invita a los ofendidos por sus palabras a seguir criticándole, por qué según él: “el halago debilita y el dolor galvaniza”.

Su escenario principal suele ser el Congreso como he dicho, alguna que otra intervención casi en off como breve opinador de chafarderías políticas en tertulias  de televisión diarias; aparentes y muy postizas. Y como buen dramaturgo, Gabriel Rufián, sabe muy bien  que no corren buenos tiempos para la lírica ni tampoco para defender causas impías, sino  las del tacticismo; la de la estrechez de miras y de las rígidas razones egoístas partidistas, aunque algunos lo consideren elemento transgresor de clásicas y todavía políticas leídas como verdades absolutas y como puntos de referencia para ganar a cualquier precio.

En demología, el Ángel Gabriel es el Mensajero Divino: el que anunció el nacimiento de Jesucristo y de Juan El Bautista, el que fue enviado por Dios para explicarle al profeta Daniel el significado de sus visiones y el que dictó el Corán a Mahoma. ¡Caray! Igual por eso Gabriel Rufián es un tanto diablillo y con ganas de romper a trocitos, como en un puzle desmontado en partes desiguales y volubles de las piezas asimétricas que componen el juego político español.

Señor Rufián, me despido de usted respetuosamente acompañando todo lo dicho con una frase del maravilloso y hombre ido de sesera que fue Don Quijote: “Nunca vivió bien la crueldad con la valentía”.

Sergio FARRAS
Escritor tremendista

 


REDACCIÓ11 Maig, 2017

ENTREVISTASergio Farras és un escriptor barceloní, però és essencialment un enamorat de la vida. Una persona que s’hi fixa en la diferències, en els aspectes que molts dels mortals consideren banals o superflus. Un amant de la cultura i un trapella a l’hora de plasmar el seu punt de vista en les pàgines d’un llibre o d’un diari. Sergio Farras, que va estudiar Psicologia, presenta avui a l’Ajuntament de Tarragona,  ‘Fills de la transició”, una narrativa on l’escriptor comparteix amb el lector el seu punt de vista personal del Barri Xinès de Barcelona. Vivències personals que deixen qualsevol bocabadat

sergi_farras1En breus paraules, qui és Sergio Farràs?
Sergio Farràs és un escriptor (de corrent tremendista) compromès amb els problemes socials d’aquesta societat contemporània.

Per què s’identifica com a escriptor tremendista?
El tremendisme és una variant literària que normalment exagera la realitat, però és, simultàniament, clara i directa. Amb uns matisos sempre encarats a les criatures que més pateixen.

Per què va escriure ‘Los hijos de la transición’?
Perquè reflecteix una part de la meva infantesa i de molts nens i nenes que vam néixer en un ambient prostibulari, de drogues i delinqüència del barri xinès barceloní en la dècada dels 70. I aquesta novel·la és un homenatge a les nostres infàncies, viscudes en difícils condicions. On érem nens que havíem de sobreviure a la neciesa d’alguns pares i mares amb poques llums.

Quin missatge vol transmetre al lector?
Que la transició espanyola no va ser tasca fàcil en aquells barris, ni molt menys equànime. I com uns nens de 13 anys devien esquivar el mal per buscar el bé dins de si mateixos. Uns ho van aconseguir i uns altres no. També és una crítica entrellaçada amb la història d’un pederasta. També fa referència a la tolerància irracional, basada més en la ignorància i a la por que al mal que feien aquells pedòfils en aquella època i en aquell entorn marginal. El missatge principal per al lector, és mostrar la duresa d’unes infàncies amb aprenentatges basats en la ignorància i les limitacions socioculturals d’aquella època. Perquè la novel·la està ambientada a l’any 1978, de quan jo tenia 13 anys. També és una crítica sociopolítica.

sergifarras_2Quant va trigar a escriure aquest llibre?
2 anys. Es tracta d’una regressió, mirar enrere en el temps cap a la meva infantesa i algunes experiències reals viscudes i altres inventades. Però sempre sense ràbies ni odis. Perquè també va haver-hi moments meravellosos i de bons records d’una infantesa amb discretes riqueses i més necessitats de viure al dia.

Les coses van ser com van ser, i jo no intento ser jutge de res, sinó un narrador testimonial d’aquells temps de canvis a una Espanya que sortia escaldada d’una dictadura i que començava a canviar amb no pocs problemes. Jugo també amb l’ambigüitat política d’aleshores, perquè va ser l’any en què es va aprovar la Constitució Espanyola. (6 de desembre de 1978)

El llenguatge i els diàlegs posen de manifest la duresa d’una època i la vivència d’una zona marginada de la capital catalana… Alguna anècdota que no hagi escrit al llibre i la vulgui compartir?
Sens dubte. Va ser una època dura i gairebé de supervivència per a les famílies que vivíem i vam créixer en aquell barri. Una anècdota en primícia: vaig presenciar a un tiroteig amb armes de foc reals entre dos delinqüents de l’època al barri. Tot va ser tan ràpid com verídic. Crec que jo tenia 14 anys quan vaig veure el meu primer mort, estès a la vorera, per un acte violent en la meva vida. Res aconsellable per a un xaval!

sergifarras_3Parla del ‘Barri Xinès’ de Barcelona, un dels més castigats i alhora dels més màgics de la ciutat per la seva idiosincràsia… Ha tornat al barri…?
Bé, ara li diuen Raval. Però sí, de tant en tant faig un tomb pel barri i recorro els seus carrers estrets, amb nostàlgia. Alguns encara es conserven. Però ni de bon tros és aquell barri d’antany. Doncs des que Barcelona va ser olímpica grans transformacions ho han fet diferent, unes per bé i altres no tant – segons la gent que encara hi viu –, creant una especulació immobiliària i possible lloc de nous personatges més ‘fashions’ que de barriada. Continua sent una zona de petita delinqüència, petits ‘camells’ de droga i d’algunes prostitutes soles i marginals que encara queden a la intempèrie molt al seu pesar. El factor migratori també ha canviat la configuració del barri. Però suposo que això és evolució social.

Vostè diu que no és irreverent ni descarat… com és Sergio Farràs?
A vegades pot ser que sí, que el lector pot veure una mica de desvergonyiment literari, però no escric més que el que sento parlar al carrer o en qualsevol conversa de gent d’allò més normal. I hi ha molts seguidors que m’animen a escriure d’aquesta manera clara, costumista i popular. Això sí, no vulgar. El vulgar sol fregar el ridícul i és reflex d’una dolenta educació cultural. Això sí, jo em considero un provocador social.

Què representa presentar el seu llibre a Tarragona, més concretament a la sala d’actes de l’Ajuntament?
Per a mi representa una oportunitat que tinc per a agrair. Sobretot a l’ajuntament que em va atendre molt bé quan vaig presentar el projecte, i a un ‘amic especial’ que tinc per aquí. Venir per Tarragona i el seu entorn està sent una experiència enriquidora d’aquesta part de Catalunya que no coneixia a fons. A més de descobrir una nova ciutat moderna, cultural i turística de la qual ja estic fent alguns esbossos d’escrits tipus: “guia de viatges”, d’aquestes atraients Terres de l’Ebre.sergifarras6

Està preparant un altre llibre. En què consistirà?
Tinc dos projectes en ment: un de misteris arcans i de tall místic, sobre alguna cosa basada al barri Gòtic de Barcelona. I un altre, encara que antagònica, tocar un tema que està ara d’actualitat: el “Sadomasoquisme laic”, que està gairebé de moda i de provoca curiositat. Alguna cosa tipus 50 Ombres de Grey (Guardant les distàncies, és clar) i amb un llenguatge més erudit que vulgar. Quelcom verdaderament “hedonista”.

Creu que Catalunya és un lloc on es llegeix força?
Jo crec que sí, sens dubte. Perquè a Catalunya hi ha molta inclinació a la cultura, encara que les noves tecnologies hagin bifurcat l’entreteniment i l’oci. Els llibres són reflexió, consol, memòria col·lectiva i un bastó per caminar pel món. A part, Catalunya pot presumir de tenir una forta tradició popular cultural, i a més una festa tan assenyalada com és la Diada de Sant Jordi. El que trobo a faltar són més tertúlies literàries populars als barris, tant en català com en castellà. Perquè la literatura no té fronteres ni ideologies concretes ni tampoc odis irracionals.

 


REDACCIÓ4 Abril, 2017

OPINIODesde que Andoni Goikoetxea le partió con muy mala leche la tibia a Maradona allá por el año 1983, se lió una buena gresca y sarao en el fútbol español. Desde que los hooligans ingleses producían disturbios o realizaban actos vandálicos por todos los campos de fútbol del universo, que en ocasiones podían derivar en tragedias como la acontecida en el estadio de Heysel., la cosa se puso de muy seria magnitud y envergadura en el sano pero de jugosos ingresos económicos del deporte del balompié.

sergio_farrasPero ahora, se ve el peligro está perenne y adherido en la figura de los hooligans padres, esas criaturas poco juiciosas que actúan en partidos de infantil categoría con la violencia del energúmeno, más propios de matones barriobajeros, que no por menos condición y acto del episodio casi bélico es difícil de entender, y aún más complicado de explicar.

Pues de kafkiana actuación y peor ejemplo, es que un padre entre a pelea de vulgar condición delante de su hijo por tan injustificable provocación, donde sin duda, con todo esto, al final son los niños los que salen perdiendo por la conducta irracional y de necia violencia de algunos padres, algunos grandes como robles, que actúan como cafres y que con su zoquete ejemplo van dando mal modelo de aprendizaje a las criaturas que sólo se deberían de divertir y practicar deporte.

Porque el niño por imitación y aprendizaje, está todavía aprendiendo a ser un poco más persona adolescente que bestia peleona, precipitándose sobre el atractivo y la virtud de ser joven como algo de maravilla recompensa de la vida que comienza. Pues los niños del deporte deben de hacer un juego y no una competición a la vieja escuela de gladiadores romanos. Y claro, con estos ingredientes: ¡Se lio parda en Mallorca! En estos casos las nubes grisáceas siempre se desploman en trazos de irracional conducta, que suele imitar a la bestia que algunos progenitores llevan dentro por su rabia social, que ya portan adherido por defecto y ligado en sus diarias vidas.

Todo aconteció durante el partido de Infantiles entre el Alaró y el Collerense en Mallorca. Mientras los niños de entre 12 y 13 años jugaban, un grupo de padres comenzó a insultarse y pegarse como cavernícolas indómitos, ante la mirada asustada de sus críos y el resto de asistentes que se encontraban en las gradas. Tal fue la violencia, que el partido tuvo que ser suspendido y todo.

“Mi padre, mi madre y mi abuela son unos hooligans”: “¡Pégale, rómpele la pierna…!”Árbitros y exárbitros relatan los episodios más violentos que han sufrido en un terreno de juego. En la mayoría de los encuentros de fútbol base infantil son los padres, infames y tristes personajes protagonistas, los que enfurecidos como salvajes gorilas la suelen liar vergonzosa y de pardas mediocres maneras, vomitando por la boca toda clase de ofensivos insultos y hasta pasando en peor de los casos a la despreciable violenta agresión física, donde acabaron rogando oraciones por almas y hostias por excusas. Y que para más INRI: ¡Es que ese domingo era el día del padre!

Para completar el cuadro, los padres implicados la semana pasada pidieron perdón en grupo rogando disculpas públicas, igual dándose cuenta de que habían cometido la estupidez del poco elocuente maestro y guía paternal, haciendo con estos tristes actos los caminos cada vez más enrevesados y confusos, para enseñar a los chavales la gran máxima de la arteria vital del deporte: que es interpretarlo sanamente sin importar si se gana o se pierde. Porque al final, son los niños los que pasan miedo y vergüenza ajena de sus propios progenitores y familiares varios, algunos maduros ya como una breva y a pocos metros de la ignorancia total. “Los niños, las familias, los clubes, estamos viviendo momentos muy duros sobre algo que nunca debería haberse producido”, señala dicho comunicado. Muy de miserable pena fue todo esto que aconteció en Mallorca, y tristemente, también suele ocurrir en otros deportes más discretos y menos visibles; como el básquet, el hockey, el tenis… Pero como decía Isaac Asimov: ¡La violencia es el último recurso del incompetente!

Sergio FARRAS
Escritor tremendista


REDACCIÓ18 Abril, 2016

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Sergio Farras

OPINIODicen que: “El mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.” Era yo joven cuando leí con sumo hechizo de seducción la primera biográfica de Mario Conde, donde se reflejaba la historia de un hombre ejemplar y emergente, que con tan sólo 39 años se convirtió en presidente de uno de los bancos más grandes de España. Recuerdo aquella época dorada de los 90, de yuppies ambiciosos y engreídos, de los pelotazos económicos sin miramiento alguno, y de vivir a lo grande para presumir como un pavo real en el jardín socioeconómico de la avaricia de aquella España engañosamente emergente. Tiempos donde la cocaína era una droga elitista y para gente “guay”. ¡Qué tiempos más hedonistas!

Mario Conde fue todo un ídolo de masas, icono de ambiciosos y de algunos “quiero y no puedo” aspirantes a aprendices de codiciosos,  que se miraban en el espejo de los referentes de la banca moderna, copia de una especie de Jet Set de personas ricas que estaba de moda en aquellos tiempos. Para al final, convertirse casi todos en elfosde la cultura del pelotazo económico que acabó estrellándose por sí sola y dando más pena que gloria. Mientras, Don Mario, evolucionaba de capullo a mariposa en su particular metamorfosis  larval y muda de gran banquero a gran delincuente.

Era presidente de Banesto cuando la entidad fue intervenida en 1993 y condenado a 20 años de prisión por apropiación indebida y falsedad. Para acabar siendo preso y reo en una umbría cárcel, donde la luz tenue de su celda le inspiró tantos engaños como astutos fraudes. Después de salir de la “trena” y cumplida la pena, se mostró delante de la parroquia como un mártir que defendía su inocencia mostrándose como una especie de Conde de Montecristo contemporáneo, perseguido por conspiraciones y maquinaciones varias. Para luego hacerse pasar por hombre místico y hasta medio filosófico que iba dando conferencias por los platós de televisión como el Mesías; el gurú y maestro espiritual de economías y visionario de nuevas políticas que pretendía colarnos con su habitual pericia para el engaño.Mario Conde comenzó a maquinar nuevos planes discretamente en sus pazos y en sus rincones oscuros,  discretos como las celdas donde se hospedó unos largos años. Porque ya se sabe, que el hábito hace la costumbre. Sus tesis caudillistas de éticas inmorales seguían cogiendo forma y configuración propia, mientras intento entrar en política donde fracasó y quebró.  Se puede encarcelar un cuerpo pero no una mente perversa, y Don Mario igual pensaba aquello de: “que si todos los hombres fueran buenos este precepto sería malísimo.”

Ahora, la gran evasión de Mario Conde ha terminado como una serie televisiva, con un punto comercial de bajo presupuesto y nadando sobre la incertidumbre.  Mientras, el dinero “perdido” de Banesto se ha encontrado para presentarlo como presunto delito bancario que añadir en sus lustrosas espaldas. Esta vez apoyado por la ayuda inestimable de sus dos hijos; igual por “amor de padre” o por herencia genética. ¡A saber!

Don Mario ha ido dando conferencias de ética y de moralidad durante estos últimos años tachando de mentirosos a jueces y fiscales por todo tipo de medios, y haciendo ver que se había dado a error victimario con él. Cínico como el filósofo Diógenes de Sinope, que utilizaba  lecturas morales populares que tenían con frecuencia un tono polémico y «diatriba». Adquirió pronto el sentido moderno de qué: considerando que la civilización y su forma de vida son un mal y que la felicidad viene dada siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza… ¡Mentira cochina! Precisamente los cínicos fueron famosos por sus excentricidades y sus vicios más irreverentes. A este palo quería apuntarse con la treta y la burla el engañoso Mario Conde para dar pena y hacernos ver que se había hecho tal injusticia con él, que nos quiso mostrar una imagen de conspiración eterna y enfermiza contra su persona, mostrándose en los discursos que daba como un charlatán parlanchín  y embaucador. Charlas y conferencias dadas con perversa verborrea, -a veces injuriosas-  y dirigidas contra personas o grupos sociales que le habían inculpado y procesado.

Y claro, en Suiza tuvo que ser, donde se ve que es el país donde el dinero se trampea como los naipes marcados que pudieran hacer de él un parque temático del mismísimo Gran Houdini. Suiza es el paraíso del estafador y del pillo brabucón con insultante capital, que intenta confundir y enredar al fisco de su residencia habitual y de sus actividades económicas sospechosas. A Mario Conde lo han pillado como a más ladrón que Caco, -que es ladrón que roba con  destreza- repatriando el dinero de Banesto para evitar el embargo inminente de varias propiedades por parte de Hacienda. Es, al menos, la hipótesis principal que manejan en este momento las investigaciones que dan caza a este delincuente de guante blanco que vuelve a estar en el talego. Aficionado al poder del dinero, amante de los olivares,  amo y señor de muchas de sus fincas e inmuebles, dominios y feudos. ¡Qué hasta hicieron una película de él! Pero el ego ya se sabe, que puede ser el peor y más traidor de los confidentes y siempre acabas perdiendo.

Mario Conde probablemente sea la máxima expresión del narcisismo y de la presuntuosidad, siempre predispuesto a una necesidad excesiva de admiración y afirmación a su persona. Y este enamoramiento de sí mismo y la vanidad basada en la imagen propia de su ego, haya sido su propio y nocivo Talón de Aquiles que ha acabado rubricando su decadencia. Pero no nos engañemos del todo, porque los hay peores y más corruptos en esta España de pelotazos y fraudes por todas las latitudes, lugares y escenarios. Mario Conde es un icono mediático que arrastra su propia efigie. Nada más.

Sergio FARRAS
Escritor ‘tremendista’ y columnista de La Vanguardia