TAÍLLA CARMONA: Me veo como un ícono de la comunidad gitana

Taílla Carmona es una de las artistas promesa del flamenco tarraconense. Desde bien pequeña ya empezó a cantar y a bailar en las fiestas de su barrio, Campoclaro, y poco a poco fue creciendo, siempre aprovechando las oportunidades que la brindaba la vida. En el mejor momento de su todavía corta carrera, llegó la pandemia y lo tiró todo por tierra. Las actuaciones previstas y la grabación de su disco se quedaron en nada. Su familia – y en especial su padre – la arropó para que no se desanimara, para que continuase recorriendo el camino una vez la sociedad venciese a la covid-19. Y así fue. Taílla Carmona vuelve a los escenarios con más ganas e ilusión que antes. Así nos lo hace saber en esta entrevista llena emoción y expectativas de la artista tarraconense.

¿Cómo definiría su arte con una palabra?
Mucha fuerza, adrenalina, salvaje… Es difícil definir mi arte. Mi arte es una fuerza que llena.

¿Qué siente cada vez que se sube al escenario?
Es como si la adrenalina me recorriera todo el cuerpo al saber que te están viendo un montón de personas. Cada vez que canto y bailo también siento mucha ilusión y fuerza. Los nervios también están ahí, pero sobre todo disfruto.

¿Qué es lo que más le gusta de actuar en un escenario?
La presencia del público es lo que me hace sentir bien, coger fuerzas y decir “allá vamos”.

¿Se siente engrandecida?
Sí, cada vez que me aplauden o me dicen algo, siento que me engrandezco.

Vayamos atrás en el tiempo. Usted tenía muchos planes antes de la pandemia, pero la covid-19 lo tiró todo por tierra…
Sí, estuve dos años parada. Ya en 2023 hemos empezado otra vez con muchas ganas, fuerza e ilusión.

¿Cómo se sintió en aquellos días en los que todo se paró?
Lo teníamos todo montado… Le habíamos dedicado mucho tiempo. Llega la pandemia y todo se para, no podíamos hacer nada. No estábamos haciendo una actuación. Estábamos a punto de lanzar un proyecto, un disco musical, no era un bolo que una vez hecho ya se termina. Era la presentación de algo importante en mi vida. Grabar mi disco era uno de mis sueños. Poder presentarlo al público para que luego no pudiera hacerse por la pandemia fue un poquito triste. Pero bueno, en estas situaciones siempre coges más fuerzas. Claro que estás triste, pero luego vuelves más fuerte y con más ilusión.

Entonces lo pasó mal…
Sí, porque lo teníamos todo para arrancar. Ensayábamos todos los días y cada canción representaba una escena, no era solo cantar. Era mucho trabajo. Lo pasé mal, pero ahora estoy mejor que nunca.

¿Qué ha representado su padre en esos momentos difíciles y en su carrera en general?
Buff. Mi padre es mi ídolo. Tengo artistas que también lo son como Alejandro Sanz o Nina Pastori, pero él lo es en todo lo relacionado con mi vida: el día a día, el ‘artisteo’… Mi padre me ayuda en todo. Si no fuera por él, no haría muchas cosas. Todo es gracias a él. Me apoyó mucho cuando todo se paró. Siempre me aconseja bien y me anima a ser positiva. Él dice que de los errores se aprende y que tengo que darme cuenta de que porque pase algo no tengo que centrarme solo en eso, tengo que abrirme y estar positiva.

¿Qué le dijo su padre cuando la pandemia lo echó todo por tierra?
Que no pasaba nada, que todo el mundo se paró y que era algo ajeno a mí. También me dijo que cuando terminara, volveríamos a arrancar. Él siempre va a estar ahí. Es como mi fuerza, mi ánimo, el que está conmigo día tras día y me apoya.

Empezó a actuar desde muy pequeña. ¿Cómo fueron esos primeros pasos?
Actuaba en las fiestas del barrio y no bailaba flamenco, sino reguetón. Eso, hasta que un día mi padre me preguntó qué quería ser en la vida. Entonces me centró más y me derivó al flamenco, que ya lo chapurreaba un poco y sabía dar dos o tres pasos. Así, un día me contactaron desde el Metropol para actuar en un fin de fiesta. Mi padre pasaba un poco, pero le insistí en que debía ir. Y mira, desde ahí empecé fuerte.

Gracias a eso me surgió la posibilidad de entrar en la academia Artemis, dónde me dieron una beca. Cada vez que organizaban un concurso iba y lo ganaba. Luego, un tal tío Gregorio, que nos ha ayudado mucho y me ha marcado en la vida, le comió la cabeza a mi padre para convertirme en artista. Él me dio la gran oportunidad de actuar en un teatro de Zaragoza. Así empecé.

¿Cómo se ve de aquí a 15 o 20 años?
Yo creo que bien. Cuando yo era pequeña tenía muchas ganas e ilusión, y era a lo que me dedicaba día tras día. Pero durante la infancia una también piensa en otras cosas como en jugar. Ahora tengo 19 años, y tengo más ganas e ilusión. Yo creo que, si me esfuerzo más y no cedo en mi empeño, seré algo en la vida. Eso depende de mí, y me lo tengo que currar.

¿A qué nivel le gustaría llegar?
Me gustaría ser una de las grandes artistas. Es mi sueño. Ser artista y que te conozca la gente también como persona. Cuando decimos que tenemos un ídolo, nos gusta lo que hace, pero también su forma de ser.

¿Ha sentido el apoyo de la comunidad gitana en estos años?
Claro. Siempre he tenido a mis amigas y familiares. Cuando he tenido una actuación, ellos siempre han venido. Las asociaciones también me han apoyado mucho y me han hecho un hueco en sus fiestas. Me han arropado.

¿Se ve como un ícono de la comunidad gitana en un futuro?
¿Por qué no? (ríe). Yo creo que sí. Aparte, estoy muy orgullosa de ser lo que soy, de tener los padres y la familia que tengo, y de venir del barrio de donde vengo. Sí, en un futuro me veo como un ícono de la comunidad gitana.

¿Es fácil ser artista en Tarragona?
¡Qué va!

¿Por qué?
Quizás porque el flamenco no gusta tanto. Ya se dice que cuando una se quiere dedicar a este estilo, tiene que irse a Barcelona o a Madrid. Será que no gusta mucho y entonces es difícil que te ayuden para actuar.

¿Cómo le gustaría ser recordada una vez se retire?
Como la niña de mi barrio. Siempre me han conocido como Taílla la de Campoclaro. Quiero que se recuerde de donde vengo, que es un sitio humilde. También quiero que se reconozca mi esfuerzo.

Usted se siente muy de Campoclaro ¿Se siente igual de tarraconense?
Claro que sí. No reniego de donde vengo. Tarragona es muy bonita.

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