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Una vez pasados unos días del debate de la moción de censura, presentada por la fuerza política de VOX, en un contesto de alarma preocupante por el COVID-19 en toda España, se puede, desde la tranquilidad y el desasosiego hacer algunas reflexiones que no enfrentamientos, si se quiere criticas, siempre respetando otras opiniones, que puedan ser válidas para el diálogo y el debate, no al enfrentamiento sistemático de imponer verdades absolutas.
La pregunta que nos podemos hacer es, cuál es el motivo real que ha llevado a la presentación de la moción de censura, teniendo en cuenta que no iba a prosperar, aunque algún grupo parlamentario de la derecha la hubiera votado favorablemente, donde está el verdadero motivo entonces, creo pensar, en una operación electoralista, con el fin de reforzar el propio movimiento político que la presenta, un hecho normal de legitimidad política, no tanto, si se pretende desgastar un partido, como es en este caso del PP. Cuando los proponentes de la moción esperaban su rendimiento electoral, poniendo entre las cuerdas al PP, obligándolo al seguimiento complaciente de su moción, en este sentido también se unían, aquellos que vaticinaban como ganador al PSOE de Pedro Sánchez. Pero en el propio debate, irrumpe un Pablo Casado desconocido, con un discurso que no se había conocido, desde que fue elegido presidente del PP, rompiendo todo tipo de pronósticos, con un perfil propio, envuelto en un proyecto claro, que puede o no gustar, pero un proyecto político de derechas basado en la concordia, convivencia y entendimiento, alejado del no sistemático y el eterno cabreo de otras formaciones políticas, así lo ha reconocido incluso la mayoría de prensa, tanto aquella con tendencias a la derecha, como a la izquierda, con la salvedad de las que son la voz de sus amos.
Pablo Casado ha sido capaz de hacer un discurso valiente, marcando las pautas de lo que tiene que ser un proyecto político de derecha para España, asentado en la concordia constitucionalista, la misma que en todos estos años, desde la recuperación de la democracia y las libertades, tan buenos resultados nos han dado, en contra de los discursos fatalistas, basados en un enfrentamiento rupturista, con cierto sabor amargo a guerra civilista.
Pablo Casado ha sido capaz de levantarse con voz propia, hablando de los problemas reales que tienen los españoles, pero no se ha quedado simplemente en la denuncia, sino también, en presentar un proyecto político realista para solucionarlos, siempre y en eso fue reiterativo, desde la concordia, convivencia y entendimiento.
Ese proyecto ha sido el que muchos afiliados de su formación política esperaban desde hace tiempo. Discurso y proyecto político que se ha recogido en los últimos sondeos, situando al PP a tan solo medio punto de su rival político, que no es otro, no nos confundamos que el PSOE, que no VOX. Pero la intervención de Pablo Casado no ha sido tan solo un posicionamiento político de respuesta a la moción presentada, ha sido también, una crítica contundente al gobierno social comunista, que mientras iba escuchando el discurso de Pablo Casado, se iba perdiendo en el calor hipócrita y oportunista de sus aplausos.
El resto de las intervenciones de los grupos políticos: algunos de ellos lo más parecido a una noria de feria, que da vueltas y vueltas, para volver una vez más al mismo sitio de partida, como es el ejemplo de los independentistas; otros con discursos de cólera, odio, provocación y revanchismo, como ya nos tienen hostigados, en referencia a Bildu, la Cup o bien Unidas Podemos y pasando desapercibidos otros grupos parlamentarios como es el caso Ciudadanos o Izquierda Unida, este último, fuera del debate. Pero tampoco el discurso de Pedro Sánchez movió pasiones, es la canción de siempre cambiando alguna letra, pero la música la misma siempre, no es de extrañar, con la orquesta morada que tiene al lado, mucho más, cuando su discurso de seguidismo del PP a VOX que tenía preparado, se le viene del todo abajo.
Rafa LUNA
Ex senador i diputat
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