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Tarragona está a punto de vivir otro de esos sucesos que con el tiempo se recordará con ironía. Este sábado, el Club Gimnàstic se juega el ascenso a Segunda División en Balaídos, Vigo, y todavía no se sabe si se adaptará una zona de la ciudad para que los aficionados granas no desplazados puedan disfrutar del encuentro a lo grande. Lo más lamentable es que no se pensase en ello para el duelo de la semifinal. ¿Cuántos ascensos y de esta magnitud se dan en Tarragona? ¿Uno o dos por década? En fin, Tarragona siendo Tarragona.
Para más inri, la cuenta oficial del Ayuntamiento en Twitter ha contestado a un aficionado del Nàstic sobre esta cuestión, instándole a tramitar la petición por la Oficina de Atención Ciudadana (OMAC). ¿De verdad queremos volver a hacer el ridículo?
Fijémonos en otras ciudades que se han jugado o se están jugando lo mismo que el Nàstic. Cuando el Linares Deportivo entró en play-off, el Ayuntamiento no tardó ni dos días en anunciar que se instalaría una pantalla gigante en mitad del paseo más transitado del municipio. El club también recibió el apoyo de la Diputación de Jaén, quién junto al Consistorio fletó cinco autobuses para apoyar al equipo en Riazor. El Albacete también contó con una pantalla gigante para que sus fanáticos no desplazados pudieran disfrutar unidos de la victoria frente al Rayo Majadahonda. ¿Tarragona volverá a ser diferente al resto?
Volvamos a nuestra ciudad. El Nàstic ya ha confirmado que si el Ayuntamiento no se mueve, ellos sí lo harán e instalarán una pantalla gigante en los aledaños del Nou Estadi Costa Daurada. ¿No sería más bonita una plaça de la Font teñida de rojo y a rebosar? Por una vez, pido tanto a Ayuntamiento como a club que se entiendan, que piensen en la magnitud del ascenso, en la ciudad, en los aficionados. Que la posible foto del ascenso en el Ayuntamiento sea auténtica. En definitiva, que Tarragona deje los complejos para demostrar la fuerza y unión que tanto nos caracterizaron en los anteriores hitos del club.
Álex RIBA
Periodista
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