Arxius de comèdia | Diari La República Checa

Da igual cuando o cuantas veces veas la versión estadounidense de The Office, siempre te sacará alguna carcajada. No exagero cuando digo que es de las mejores series de comedia -sino la mejor- de todos los tiempos. Una oficina donde cada trabajador es de una manera muy suya, diferente al resto. Un grupo de trabajadores entre los que el espectador se siente parte, como si fuera una familia, una llamada Dunder Mifflin Scranton.

La trama se desarrolla en una compañía de venta y distribución de papel liderada por el mejor jefe del mundo, Michael Scott. Un personaje de la cabeza a los pies, cuyo único propósito parece ser pasarlo bien en el trabajo. No le importa hacer bromas de mal gusto, como chistes o imitaciones racistas. Sus trabajadores, que no le tienen demasiado respeto, simplemente pasan de él.

Entre la plantilla, surge un romance espectacular que será el tronco que aguanta la serie durante las primeras temporadas. Una de esas historias de amor prohibido, que nos mantendrá pegados a la pantalla durante horas. Uno de los puntos fuertes de The Office es la duración de sus capítulos. Con un total de 9 temporadas, cada episodio tan solo dura unos 20 minutos.

La descripción bastante extensa de Michael Scott se podría hacer con cada personaje. Cada uno está tremendamente caracterizado, de manera que es sencillo empatizar con alguno. Está el trabajador estricto que desea tener poder, el bromista, el frustrado, la contable de aspecto angelical con mal carácter, el simplón, el viejo loco, etc. Todos tienen grandes momentos que harán reír hasta al más escéptico.

Además, el formato de The Office es algo diferente al de cualquier otra comedia, ya que se supone que la cámara que graba las escenas es visible por parte de la plantilla. Y es que las imágenes que vemos son parte de un supuesto documental que se hace público al final de la serie. Esto permite jugar con las confesiones de los trabajadores, que no dudan en despotricar de sus compañeros de oficina.

La evolución de algunos personajes es llamativa. Otros nunca cambian. De hecho, como en la vida misma, las personas mantenemos siempre nuestra esencia. En The Office pasa lo mismo, si bien hay situaciones que desvelerán nuevas facetas de cada uno de ellos. Es curioso porque, aunque se trata de una comedia, también se mezclan elementos de otros tipos de series. Esto le da dinamismo, como si se le dieran toques de atención al espectador para que quiera seguir viendo capítulos.

El mejor ejemplo son los dramas amorosos que viven algunas parejas de la trama. También los momentos incómodos, que nos trasladan a la escena para sentir lo mismo que los protagonistas. Y eso es porque dichos contextos podrían ser reales. Es en ese momento en el que entra la clave humorística que lo hace explotar todo.

Así es The Office (US), una obra maestra de las series de humor. Sin duda, una de aquellas piezas televisivas que dejan huella. No solo por el cariño que se le coge a cada personaje, sino también por la cantidad de referencias que ha generado en otras series. En resumen, es una comedia imprescindible, una de las que deja vacío cuando llegas al último episodio.

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