25. Abril 2024

Arxius de Roberto Villarreal | Diari La República Checa

REDACCIÓ11 Juny, 2022
nastic_villarrealB.jpg

No ha pogut ser. De vegades el destí és massa capritxós, arribant a ser, fins i tot, injust. El Gimnàstic de Tarragona estava carregat d’energia per enfrontar-se al Villarreal B. Estava en causa l’ascens. Però, no ha pogut ser. De vegades, l’energia i l’esforç no es tradueixen necessàriament en un bon resultat, sobretot si, en el cas del futbol, hi un àrbitre que no juga net.

Les decisions del col·legiat castellano-lleonès Germán Cid, són qüestionables a diferents nivells. La més flagrant? Haver anul·lat un gol totalment legal al Nàstic a la primera part del partit. Germán Cid va actuar com si el camp de joc fos propietat seva. Ha passat l’ètica per la Torre Eiffel. Però, l’equip grana és superior a l’àrbitre i tornarà a cercar el somni de l’ascens l’any vinent. Els somnis es poden robar, però mai interrompre’ls.

El Villarreal B no ha posat fàcil al Nàstic i l’àrbitre encara menys. L’any que ve els grana ho tornaran a intentar.

Ampliarem informació 

VÍDEO

PUBLICITAT











REDACCIÓ22 Abril, 2022
robertV3-1280x720.jpg

Roberto Villarreal es un gran periodista y comienza a tener espacio propio en el mundo de la literatura. Acaba de publicar su segundo libro: El Proyecto Escipión. Y como dice el proverbio, no habrá dos sin tres. Villarreal ya tiene en mente su tercera obra. Tendrá mucho que ver con la inmigración gallega en el País Vasco. En una entrevista en larepublicacheca.cat, el escritor da detalles sobre su última novela. Roca Editorial confió en su potencialidad y técnica. Seguro que no se ha equivocado porque Villarreal es un profesional que siempre tiene como objetivo el rigor y el éxito.”Me gustan los buenos contadores de historias, capaces de seducir y enganchar al lector”, por opiniones como esta ya la vale la pena comprar el libro. 

Tras ‘La estela de la Gran Cruz‘ llega ‘El Proyecto Escipión‘. ¿Habrá un tercero?
Seguro. Ya lo tengo en la cabeza, y tiene que ver con la emigración gallega al País Vasco, con la dureza de las condiciones de vida en una aldea de la España de inicios del siglo XX, que hoy nos parecería vivir en Marte. Estoy poniendo en limpio más de 50 horas de grabación que tengo con mi abuela, que falleció en 2021 a los 103 años con la cabeza perfecta. Sus historias son absolutamente extraordinarias y quiero novelar a partir de ellas. Va, en el fondo, sobre la riqueza del mestizaje.

Su última novela cuenta con el beneplácito de la prestigiosa RocaEditorial. Esto ya son palabras mayores, ¿verdad?
Sin duda. Es como jugar en la Champions League. Ha sido una enorme alegría, y también un orgullo, que Blanca Rosa Roca se fijase en mi original. Ella ha publicado a autores internacionales de la talla de Noah Gordon, por citar alguno de los más grandes.

¿Cómo se identifica como autor?
Me gustan los buenos contadores de historias, capaces de seducir y enganchar al lector. Que estén bien narradas, y con varias capas de lectura en la idea temática de fondo. También con calidad literaria en la escritura.

¿Cómo surgió la idea de escribir esta obra?
Durante años fui acumulando conocimientos y curiosidades sobre el extraordinario Patrimonio romano de Tarragona. El de las civilizaciones antiguas es un tema que me fascina. La novela empezó a gestarse cuando cayó en mis manos una investigación sobre penas corporales y castigos en la antigua Roma. Así surgió la idea original: ¿cómo castigarían aquellos romanos nuestros pecados del siglo XXI?

¿Qué pretende con la novela?
Hay muchas tramas y subtramas, pero en el fondo, bajo la forma de un thriller con mucha acción, que intenta seducir al lector en cada página,  se propone una reflexión sobre los matices del bien y el mal, y la legitimidad de alguien para tomarse la justicia por su mano. Me interesaba difuminar las fronteras entre buenos y malos, y jugar con los tonos grises, ni blancos ni negros.

¿A quién va dirigida?
A un espectro muy amplio de lectores. De forma genérica, gustará a los aficionados a la novela negra, por la investigación de varios crímenes, y también a los del género de intriga histórica, por el peso de las huellas de Roma en la resolución de la trama.

¿Cuánto tiempo tardó en escribirla?
En total, unos cinco o seis años, siempre con algunos parones por motivos personales y profesionales. En escribirla, propiamente, un par de años. El resto lo dediqué a ir construyendo poco a poco toda la trama, un rompecabezas que tiene una enome carga de documentación histórica, recogida con el máximo rigor que he podido.

Sant Jordi lo exportaría a todo el mundo. Es una manifestación preciosa de una sociedad culta

¿La editorial fue muy exigente?
Bastante (sonríe). Tuve que pasar varios filtros de exigencia. El primero, el de Blanca Rosa, que le veía posibilidades al texto, pero me sugería algunas mejoras. Y el último el de mi editora, Esther Aizpuru, que es bastante dura. Una profesional excelente. Pasar por sus manos ha sido toda una experiencia.

¿Cuáles fueron las dificultades que ha encontrado a la hora de escribirla?
Sobre todo, engarzar en una buena historia, todos los elementos que yo quería que estuviesen: equilibrar la idea narrativa, la idea temática de fondo, y la idea estética… Crear unos personajes un tanto singulares, un equipo de investigación de inadaptados sociales… Gustará más o menos, pero hay mucho trabajo detrás…

¿Es fácil compaginar el trabajo de periodista con el de escritor?
En absoluto. Es bastante complejo poner las horas de tu cerebro en la novela mientras desarrollas a la vez un trabajo intelectual. Tienes que dedicar buena parte de tu tiempo libre. Yo lo he podido hacer, gracias al apoyo de Natàlia, mi pareja, y a que no tengo hijos. De alguna manera, he elegido otro tipo de paternidad…

¿Teme que los gurús y entendidos del mundo romano critiquen el argumento de su trabajo?
Es una obra de ficción, no una obra académica, así que espero que sean comprensivos. Creo que valorarán que hay un gran esfuerzo de divulgación que va a llegar a cientos de lectores que, de otro modo, no accederían a ese conocimiento.

Quería dejar mi pequeño homenaje a mi tierra de adopción (Tarragona), y darla a conocer mejor en todas partes

Tarragona gana un protagonismo especial en esta novela, ¿por qué no otro sitio de España?
En mi primera novela pesaron mucho los 12 años que he pasado en Castilla y León como periodista. En esta segunda se notan los 20 que llevo en Tarragona, rodeado de las maravillas romanas. Quería dejar mi pequeño homenaje a mi tierra de adopción, y darla a conocer mejor en todas partes.

¿Qué piensa de la Diada de Sant Jordi?
Me parece la tradición catalana, con el intercambio de la rosa y el libro, más bonita que conozco. El día de las letras más bello que conozco. Lo exportaría a todo el mundo; es una manifestación preciosa de una sociedad culta.

¿Cree que las librerías tradicionales tienen los días contados?
No lo creo, si son capaces de ofrecer una experiencia más personal: aconsejar, interactuar con el lector, realizar encuentros con autores, apoyar talentos jóvenes, pequeños concursos… Las plataformas carecen de ese sello tan humano, aunque indudablemente tienen otras ventajas.

¿Usted es de esas personas que lee sus libros después de publicados?
Me cuesta bastante. Los he leído tantas veces para corregirlos que estoy un poco saturado. Es muy curioso cuando pasa un cierto tiempo. A veces lees un pasaje muy bien escrito,  e incluso te sorprendes de que lo hayas creado tú.

¿Cree que hoy en día es muy fácil publicar un libro? Parece que todo el mundo ha publicado un…
Todo lo contrario… Es relativamente fácil, cuestión de disponer de algo de presupuesto, afrontar una autopublicación o ponerse en manos de una empresa de ‘edición asistida’, como las llaman ahora.  Pero publicar de una manera más profesional es otra historia. Las editoriales reciben cientos de manuscritos cada día y muchas de ellas ya advierten que no los van a poder leer. Y el siguiente paso, poder vivir de los libros como escritor ‘profesional’, es ya para unos pocos elegidos. Sólo tienes que ver la mesa de novedades en una librería. Es muy difícil destacar…

PUBLICITAT








REDACCIÓ30 Abril, 2019
Roberto-primer-plano.jpg

Diuen els més vells que mai s’havia vist un espectacle tan lamentable en una de les institucions esportives amb més pes a Tarragona, com el Gimnàstic, el Reial Club Nàutic i el Club Natació Tàrraco. La esperpèntica assemblea de socis del passat cap de setmana, en què s’havia d’aprovar l’absorció del veí Tennis Park -executada l’estiu de 2018-, marca un abans i un després en l’esdevenir l’històric Club Tennis Tarragona (CTT).

L’assemblea va començar amb mal peu i va acabar com el ‘rosari de l’aurora’, amb un fracàs que deixa en posició delicadíssima a l’actual Junta Directiva: tant els comptes de 2018 com el pressupost de 2019 van ser rebutjats per àmplia majoria. El seu primer error va ser l’espai reservat, incòmode, petit i amb un so desastrós. Ni se sentien bé les intervencions, ni es podia seguir el power point explicatiu. La presència de nous socis procedents de l’extint Tennis Park -més de 80 sobre un total aproximat de 200 assistents- va agafar a contrapeu a la Junta que presideix amb el seu millor voluntat Pere Lluis Bergadà.

El segon error, bastant més greu, té a veure amb una absoluta ceguesa a l’hora d’entendre la idiosincràsia del club absorbit, que segons les dades exposades aporta uns 500 socis sobre un total de 2.000. L’antic Tennis Park és petit en relació al seu veí, però molt més actiu, participatiu i cohesionat, de manera que de cara al futur les regles del joc per guanyar qualsevol votació en el nou CTT canvien substancialment.

Tercer error: falta d’empatia en la comunicació. Des l’absorció, el malestar dels nous socis havia anat in crescendo en sentir-nos menyspreats, com de segona categoria davant dels DTV, els del club “De Tota la Vida”. Com si només s’interessessin a manera de fons de comerç per engreixar l’apartat d’ingressos amb el pagament mensual de quotes. La gota que va fer vessar el got va ser l’acomiadament fulminant de l’antic gerent del Park, Xavi Pueyo, potser l’única persona que s’havia preocupat de servir de pont entre l’actual Junta i la massa social del club comprat.

Les formes en l’acomiadament de l’exgerent, -que havia estat acomodat feia només uns mesos en la nova estructura com a director tècnic del CTT i ja havia estat arrinconat-, posa en evidència un quart error derivat d’una aparent improvisació i de la falta de un full de ruta. Tot i la impecable operació financera de compra, -ja que el CTT s’aprofita del baix preu dels diners-, l’increment dels costos de personal i els impagats han acabat per asfixiar la tresoreria del CTT, fins al punt de demanar un crèdit de 150.000 euros per afrontar les urgències

Es pot entendre que una fusió d’aquestes característiques, amb la seva complexitat, genera duplicitats i situacions ineficients per a qualsevol empresa. El que no és acceptable, -com en una senzilla economia domèstica que intenta no viure per sobre de les seves possibilitats-, és la manca d’anàlisi en l’estructura d’ingressos i despeses, que ha derivat en l’incompliment dels compromisos adquirits sobre el manteniment de la plantilla i el pagament de quotes.

Els quatre errors esmentats estan a la base del vot de càstig a què han sotmès els nous socis, al costat dels sectors crítics del CTT, a la Junta Directiva. Realment, dissabte passat no es va votar ni la gestió de 2018 ni la previsió de 2019, sinó una manera de fer opaca, el que en argot jurídic es diria nocturnitat. Mentre la Junta no aprengui a estendre ponts, explicar els seus plans amb transparència i no entengui que la ‘secció Park’ és més que un simple fons de comerç, set pistes de pàdel, quatre de tennis, dues d’esquaix, un gimnàs i una piscina, no estarà complint amb el seu comès i correrà el risc de nous disgustos.

Roberto VILLARREAL
Periodista i escriptor. És un dels portaveus dels nous socis del CTT procedents del absorvit Tennis Park