20. Abril 2024

Arxius de Mounir Houari | Diari La República Checa

REDACCIÓ27 Gener, 2021
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En 20 años Dakhla será la principal puerta en África”,  decía Mounir Houari, el director general del Centro Regional de Inversiones de Dakhla, al digital larepublicacheca.cat. Así de alto aspira un territorio que actualmente se encuentra en evidente expansión.

Dakhla, con unos 150.000 habitantes, está situada en una península del sur de Marruecos, cerca de la frontera con Mauritania. Principalmente, la zona se nutre del turismo deportivo y – concretamente – del ejercicio marítimo: surf, windsurf, kayak, etc.

Pero ese no es su único atractivo. Se trata de un territorio rodeado de costa atlántica y desierto, por lo que la naturaleza brinda unas posibilidades al alcance de muy pocas regiones. No obstante, es una tierra aún por explotar, pero con un importante potencial natural y economico. Recientemente, Estados Unidos anunció – a través de la administración de Donald Trump – una inversión de 3 mil millones de dólares en la región. Se trata de una prueba más del interés que está suscitando a nivel internacional.

Houari lo tiene claro, los inversores son clave para que su esfuerzo y deseo se acabe materializando. Es por ello que recientemente se ha reformado la Ley de la Propiedad para agilizar el proceso burocrático de compra y venta de terrenos. Un inversor extranjero debía esperar más de 100 días para adquirir una parcela en Dakhla. Con el cambio legislativo, ahora puede empezar su proyecto en tan solo 28. Las condiciones para estos trámites pueden consultarse fácilmente por internet.

La agilidad burocrática es importante, pero también lo es el respeto al medio ambiente. Dakhla se seguirá nutriendo del Turismo y de su puerto, que pretende ser la puerta a África. Ahora bien, el precio a pagar no implicará energías que maltraten el paisaje de la región. Según Houari, una de las prioridades es el turismo sostenible. Para ello, se está trabajando en el uso de la energía eólica, ya que Dakhla es una zona con fuertes vientos. A su vez, se están desarrollando medios para aprovechar el agua marina que rodea la península, convirtiéndola en potable en 5.000 hectáreas de población.

El puerto pesquero de Dakhla

Pero todo lo mencionado no es suficiente para alcanzar la meta de Houari. El puerto, así como las infraestructuras serán clave en el desarrollo del territorio. Es por eso que el gobierno marroquí ya se ha puesto manos a la obra, construyendo autovies y mejorando la zona portuaria. Acciones de ese estilo son vitales para atraer inversores. Es un seguro de vida para todo aquel que decida apostar su dinero en Dakhla.

De esta forma, la región se muestra con un presente interesante y un futuro prometedor. Agilidad burocrática, seguro en infraestructuras, turismo sostenible y un paisaje majestuoso e inusual. Este es el panorama de Dakhla. Ya se avistan muchos hoteles y viviendas en construcción.  Síntoma de crecimiento económico. Una tendencia ascendente que parce ir sin frenos.

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REDACCIÓ27 Gener, 2021
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Yanja El Khattat

La aventura  a Dakhla vivía su segundo día. La palabra “sueño” ya no se aparecía en nuestras mentes. Después de una jornada de turismo, le llegaba el turno a la política y a la diligencia. Tras el desayuno, la delegación española y mexicana, acompañados por el vicepresidente de la Asociación Marroquina por la comunicación, el desarollo socioeconómico y la inversión, subíamos al coche dirección al centro de Dakhla, concretamente, hacia a la presidencia regional – en Cataluña sería el Palau de la Generalitat -, dónde ya nos esperaba el presidente Yanja El Khattat.

Llegamos al recinto. Salgo del 4×4 con mi traje, mis zapatos de vestir y mis gafas de sol. Cualquiera pensaría que me sacaron de la película ‘Reservoir Dogs’. Realmente, yo ya era consciente de esta visita antes siquiera de coger el avión, por lo que preparé la vestimenta apropiada para los asuntos diplomáticos y reuniones políticas. Falló un pequeño detalle: mi fiel mochila roja. Por suerte, iba a juego con la bandera de Marruecos. Salvado por el destino, nunca mejor dicho.

Nada más entrar por la puerta del ‘palacio gubernamental’, sabía que aquella sería una experiencia única. ¿Alguna vez se han sentido importantes delante de las cámaras? Era el momento. Subimos a la sala de actos prácticamente escoltados. Al entrar en el salón, una decena de cámaras nos apuntaban con sus focos y nos cegaban con sus flashes. Sin demasiado tiempo para organizar el asiento de cada uno, nos sentamos rodeados de periodistas marroquís. Ocupaban los asientos: Ricard Checa, presidente del Observatorio de los Derechos Humanos de Cataluñaa; Patrick Monney periodista de la revista Luxe and class de México; Javier Fernández director de la revista Atalayar; Omar El Alaoui El Balrhiti presidente fundador de ‘Nord Sud Action’; Hector Fuentes Magallanes director de la agencia TravelQuest de México y yo mismo.

De repente, con la expectativa del que espera la nota de un examen, se abre la puerta y aparece el verdadero protagonista del encuentro: el presidente de la región de Dakhla El Khattat. La intensidad de las luces fugaces aumentaba. Todos de pie, para inmediatamente sentarnos después de que lo hiciera la autoridad. En la reunión se habló de quatre temas: el conflicto del Sáhara y el creciente turismo de Dakhla, las inversiones y derechos humanos. Empezó el presidente, agradeciendo nuestra presencia y deseándonos una feliz estancia en ‘su’ territorio. Seguidamente nos llegó el turno al resto. Yo me presenté rápidamente y sin demasiada parafernalia: “Yo me llamo Alex Riba, soy periodista de un diario digital llamado La República Checa”. Corto, claro y conciso.  Mientras me presentaba, nos servían frutos secos y té. Sin duda, era el mejor té que había probado nunca. Huelga decir que tampoco he probado muchos, pero a partir de ahora degustaré muchos más.

Tras la audiencia presidencial, llegó el momento de las entrevistas. A mí, como era de esperar, no me hicieron ninguna. Pero me resultó de lo más curioso la importancia que tenemos los periodistas extranjeros – españoles y mexicanos – en Marruecos. Después de las preguntas y algunas dudas, tocaba la despedida ‘protocolaria’. Al salir del edificio acompañados por el mismo presidente, un grupo de mujeres esperaba a la puerta principal del ‘palau’ con banderas del país y pancartas  con mensajes que no podía entender. Seguíamos en el foco de atención. De un momento a otro, todo terminó. El Khattat ya había vuelto a su despacho y nosotros nos hallábamos en el coche camino de comer en el restaurante La Hacienda…

Se preveía una tarde tranquila, y así lo acabó siendo. Entrevistamos a Mounir Houari, el director general del Centro Regional de Inversiones de Dakhla. Él me explicó – a mí y a los otros periodistas – todo el potencial del que dispone el territorio. Después, volvimos al hotel con ánimos de trabajar en todo el material que habíamos recogido. Personalmente, me permití el lujo de subir a la duna que tenemos detrás de nuestros bungalows Quería tener una buena fotografía desde la loma y la conseguí. Casi me cuesta un pulmón, pero la conseguí y créanme que valió la pena. Dakhla despedía el día con esta instantánea. Mañana tocará vivir la experiencia más esperada del viaje, la visita al Gargarate, en la frontera del país.

Alex RIBA
Enviado especial a Dakhla

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