29. Març 2024

Arxius de Miguel Ángel García | Diari La República Checa

REDACCIÓ30 Juliol, 2021

Miguel Ángel García

A menudo no nos damos cuenta de lo efímera que puede ser nuestra vida. Una mañana te levantas con un dolor implacable en la espalda, y unas horas después puedes estar en la mesa de un quirófano. Esta es la historia de Miguel Ángel Martín, un tarraconense que estuvo -sin saberlo- al borde de la muerte en un abrir y cerrar de ojos. El 28 de abril de 2020, Miguel Ángel sufrió una disección aórtica a causa de un aneurisma, es decir, tuvo un desgarro en la aorta por culpa de una zona que se debilitó y causó una hemorragia.

Los profesionales sanitarios le dijeron que las probabilidades de sobrevivir a la operación que tenían que realizarle eran del 0,1%

Él no sabía qué estaba pasando. Simplemente sentía pinchazos en la espalda, hasta que en un momento determinado el dolor se hizo insoportable. “Supe que era grave cuando empecé a llorar del dolor”, explica. A su vez, la pierna se le empezó a dormir. Miguel Ángel tuvo que ir por sus propios medios hasta el hospital Juan XXIII, ya que al llamar a los servicios médicos estos le dijeron que no se preocupara. Su insistencia le salvó la vida, ya que después de realizarle varias pruebas, el médico que le atendió supo de lo que realmente le estaba pasando. “Le cambió la cara, se le puso blanca y rápidamente llamó a un helicóptero para que me llevasen a Vall dHebron”, narra Miguel Ángel.

17 eternos minutos fue lo que tardaron en trasladarlo de un centro médico a otro. “No quisieron decirme de qué se trataba para que no me asustara”, continúa exponiendo. Los profesionales sanitarios le dijeron que las probabilidades de sobrevivir a la operación que tenían que realizarle eran del 0,1%. Acto seguido, Miguel Ángel llamó a su banco para dejar todos sus bienes a su madre. “Los médicos me preguntaban sobre mi sangre fría y yo les decía que si seguramente me iba a morir, antes tenía que dejarlo todo arreglado”, explica Miguel Ángel.

Tras la operación, él quedó consciente, pero sin poder hablar, dándose cuenta de que no tenía constantes vitales y que su madre estaba a punto de firmar los papeles para que sus órganos se donaran. De repente, un mínimo sonido: “PIIIIIIP”. La enfermera se percata y abofetea a Miguel Ángel para comprobar que reacciona. “Tuve la fortuna de que aquella enfermera se dio cuenta”, se sincera el protagonista de la historia.

“Memento mori”, “recuerda que morirás”

Miguel Ángel García sobrevivió. Su experiencia -expresa- quiere que sirva para enseñar que “la vida son dos días, que hay que disfrutarla al máximo sin pensar en el futuro, si no en el ahora; estar bien con la familia, pasarlo bien con los amigos y estar cómodos”. Además, quiere que su historia sirva como lección para insistir cuando notemos que algo no va bien dentro de nosotros: “Aunque notemos un pequeño pinchazo en el pecho, hay que ir al médico porque nunca sabemos de qué se puede tratar”. Finalmente, Miguel Ángel quiere agradecer el trabajo de los profesionales sanitarios, él vivió la disección de aorta en plena pandemia y jamás le dejaron de lado por ello.

A. Riba

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