Arxius de Jorge Acebo | Diari La República Checa

No todos los días Tarragona puede sentirse orgullosa al ver como una película rodada en la ciudad se estrena a nivel nacional, pero durante estas semanas pasadas, fue el caso. Y todavía hay más, pues el film se rodó bajo la dirección de un tarraconense, Jorge Acebo. Más orgullo aun para una tierra que siempre saca pecho de sus logros, aunque a su vez seamos muy críticos. Así pues, España entera pudo ser testigo de ‘Occidente’, una pieza audiovisual que invita constantemente a la reflexión. Prueba de ello es la sociedad industrial y fría que se retrata en la película. Una sociedad enjaulada dentro de un escenario bien conocido por todos los tarraconenses: las petroquímicas. Luces, cámara y acción, hoy entrevistamos al director de ‘Occidente’.

¿Por qué escogió Tarragona como uno de sus escenarios?

Por dos motivos. El primero porque pienso que solo se puede filmar en espacios que conoces. La construcción de un guion está para mi íntimamente ligada al espacio. Como sabíamos que apenas contaríamos con un presupuesto, ya estaba en la propia idea original el filmar en espacios conocidos. Es una razón económica plenamente. Pero no es suficiente. Hay un componente emocional, y creativo. Son lugares que me gustan, en los que tengo algún tipo de experiencia vital, que despiertan mi interés por filmar en ellos.

Teniendo en cuenta la multitud de planos del complejo industrial químico que se pueden ver en ‘Occidente’, ¿Qué significado tiene este para usted?

Mi padre trabajó toda la vida en ellas. Yo también he trabajado. He vivido en Torreforta media vida, por tanto, rodeado de químicas. Forman parte de mi vida. Pero por otro lado, en la película, juegan un papel también simbólico, imaginario mejor. Es la imagen, el marco de ‘Occidente’, la industrialización. Pero también son totalmente plásticas desde el punto de vista estético, nos seducen en cierto modo, las luces, los ruidos que emiten, como un leviatán a punto de despertarse.

Extrapolando la pregunta, ¿Qué representa para usted dirigir una película rodada en gran parte en su ciudad?

Como he explicado lo importante son los espacios, el tema, los planos que haces, etc. Si es mi ciudad o la de otro me da un poco igual. Aquí el caso, es que Tarragona tiene unos espacios industriales extraordinarios. Veo belleza en el hierro, en estructuras casi espaciales. Insistí que tenía que rodar en Tarragona por este motivo. Exclusivamente. Quien ponga en el centro su ombligo, y no su obra, está perdido en mi opinión. Y volvería rodar de nuevo, sigue habiendo espacios que me atraen, y espero poder hacerlo.

¿Cómo surgió la idea de ‘Occidente’?

Parte de una idea fugaz, que existía en mí, y que ha cristalizado con el tiempo. Básicamente, me siento pertenecer a una civilización, a una idea de civilización, un espejismo casi, que ha desaparecido. Siento un enorme pesimismo ante los derroteros de mi cultura, la occidental. Y ‘Occidente’ es una puesta en escena de ese pesimismo. No es una película común. Es una búsqueda, imperfecta, de cómo decir aquello en lo que crees. Así, se dirige a un espectador crítico, exigente, que busque en el cine un espacio también para la reflexión. Es decir, un espectador que ya casi tampoco existe.

¿La pandemia ha trastocado de alguna manera el desarrollo de la pieza?

Rodamos la película en 2017. Hemos tardado 3 años en acabarla. Es una película auténticamente independiente, sin subvenciones cinematográficas, sin apoyos de televisiones. Para nosotros, siempre es igual, haya o no pandemia. Todo va en contra, o todo a favor, según el humor del día que tengas. Sí, creo que la pandemia nos ha permitido estrenar, cosa que puede sonar extraña, pues las salas vacías de sus productos habituales han permitido la entrada de producciones más arriesgadas. En condiciones normales creo que hubiera sido imposible. Y creo que en breve, esa ventana, se volverá a cerrar y seguiremos igual que antes, sin opciones o alternativas. El ser humano es como ese burro que camina detrás de la zanahoria. Da igual lo que suceda. Que nadie se haga ilusiones.

¿Cree que un mundo como el de su film es posible?

El mundo de ‘Occidente’ funciona como metáfora, símbolo, y no como realidad espacial o temporal. Por tanto, ese mundo, para mí, ya está aquí, incluso ha sucedido. Es lo que creo. Aquello que produce la película en el espectador avezado, que entra en las reflexiones que propone, ya ha sucedido. Creo que el cénit de la civilización en la que se enmarca la película se produjo probablemente hace 2500 años, igual un poco antes. Ahora solo queda el estertor. El ruido es atroz en nuestros tiempos. Pero es el ruido que produce la muerte.

¿Occidente es solo el principio? ¿Qué retos le esperan después del estreno de su ópera prima?

Rodar es la única opción posible. No necesariamente un proyecto de esta radicalidad, pero sí con idénticos temas. He encontrado lo que quiero decir, sobre aquello que quiero reflexionar, al hacer ‘Occidente’. Un autor se identifica por sus temas, no por sus formas. Antes creía lo contrario. Hay que buscar para encontrar nuevos caminos. Quiero seguir buscando, a pesar de que no encuentre jamás respuestas. Filmar es un acto vital, y emocionante. Filmar un buen plano, donde todo encaja, es un acto sagrado y un acto de celebración. Un acontecimiento.

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