REDACCIÓ
Ya imagino que a algunos el título de este artículo les parecerá una frase redundante. Ya sabemos que la CUP es puro cinismo, pero es que lo de estos últimos días ya roza el esperpento. Quienes decían que venían a limpiar la política municipal de corruptos y corruptelas, de los que sacaban una botella de lejía en el salón de plenos en una performance digna de los mejores teatros, cuando gobernaba el señor Ballesteros, ahora callan cuando descubrimos que existe una fundación que recibe una subvención del ayuntamiento y que al parecer solo sirve para pagar a la gerente, una ex asesora de ERC.
Pero la gravedad del asunto no radica en el pago a la gerente, sino en el hecho de que el propio interventor del ayuntamiento ha indicado que la fundación no está haciendo su trabajo, que no cumple con los objetivos marcados y que se está pagando a una persona directiva que no tiene empleados a su cargo (la fundación no tiene contratado a nadie además de la gerente).
Por eso hemos pedido que se cree una comisión de investigación que depure las responsabilidades y que quede claro en que se han utilizado los recursos públicos.
Sorprende con toda la gravedad del asunto que la CUP esté callada, no diga nada. ¿Por qué miran para otro lado en esto? Durante los años que estuvieron en la oposición inundaron los juzgados con denuncias, que en la mayoría han quedado archivadas, en cambio ahora ni chistan cuando esto afecta a Esquerra. No quiero pensar mal, pero la verdad que empiezo a creer que es el precio que la CUP tiene que pagar por estar en el gobierno y beneficiarse de ello con alguna que otra presunta subvención. Y empiezo a pensar que el gobernar a la CUP le produce una pérdida de valores en un tiempo récord muy preocupante, o ¿es que a lo mejor esos valores que con tanta vehemencia defendieron, no eran reales? Seguro que las regidoras de la CUP tienen alguna excusa sobre porque han mirado para otro lado con la Fundación Tarragona Cultura i Coneixement.
Ya sabemos que la CUP es puro cinismo, pero es que lo de estos últimos días ya roza el esperpento
Pero, esto no nos va a desviar de nuestro objetivo, saber que ha pasado en esta fundación desde el año 2020 cuando se puso en marcha. Y que responsabilidad tenían y tienen el director de la Fundación, Jordi Fortuny y su presidente y Alcalde de Tarragona, Pau Ricomà. No es de recibo que el gobierno justifique la falta de actividad en el hecho de que se estuviera en pandemia, como si el resto de personal y de trabajadores no hubiera tenido que seguir haciendo su actividad desde sus casas.
Esperemos que todo esto se aclare, y sí no es así, no me cabe duda de que contaremos con la CUP para depurar las responsabilidades que sean necesarias, y si las conselleras no quieren , su asamblea se lo exigirá.
Sonia ORTS
Regidora Ajuntament de Tarragona
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