25. Abril 2024

SERGIO FARRAS: Mascarillas sanitarias: ¿Un bien preciado y miserablemente casi subastado?

Las mascarillas higiénicas y sanitarias se han convertido en una presencia inevitable en nuestras calles y avenidas convirtiéndose en un bien preciado. Casi imprescindibles para transitar a lugares cercanos de nuestros domicilios para abastecernos de lo más necesario y preciso sin saltarse demasiado el confinamiento. Porque lo ideal sería quedarse en casa, afinado y aguantando mecha para el bien de todos.

Pero por otra parte, se ha  detectado un vil contrabando de estas mascarillas higiénicas, porque cuando el ser humano peca de exceso de ambición y desmesurada avaricia suelen ser como espesos ingredientes de llevar el agua a su molino, para después convertirse en censurable especulación, más por la mala virtud de enriquecer su “superávit” personal  a base de miserias y de necesidades tan prosaicas como de vulgar lucro. Acompañados con el oscuro pensar de su beneficio y con el fin de hacer su “agosto”, convirtiéndose en árbitros y censores, criaturas con alma de vulgares mercaderes; almas de bronce que decía Platón, el filósofo griego. Y todo esto está ocurriendo con este artículo tan necesario como imprescindible para nosotros como son las necesarias mascarillas higiénicas, que nos pueden proteger de una posible contaminación en esta virulencia  malignidad llamada coronavirus.

Una mascarilla médica de la marca 3M ha pasado de costar 11,28 € durante el 2019 a alcanzar 89,95 € en el mercado negro, lo que equivale a un incremento del 697,43 % de su precio habitual. Así pues, un pack de 10 mascarillas respiratorias 3M FFP3 cuyo coste durante 2019 se ha mantenido a 59,99 € ha alcanzado hoy los 449 €. ¡Qué barbaridad!

Esto de las mascarillas higiénicas se ha convertido como una “fiebre del oro”, un galope feroz entre países para llevarse lo que sea lo antes posible. En un mercado en el que va todo al contado, el primero que llegue y pague, se lo lleva”, así de prosaico y así de triste se muestra. Por otra parte, después de muchos meses cerradas, las fábricas chinas retoman su actividad justo cuando el resto del mundo las necesita para comprar material sanitario. ¡Es para “mosquearse” un poco! La verdad.

Chupar del bote y dar abuso para el engaño y el lucro, es deporte muy practicado en este mundo tan confuso y en estos momentos tan delicados. Un mundo que igual camina hacia un nuevo orden mundial y socioeconómico. Mientras, de momento, la empatía baja a sus mínimos históricos y se convierte en conducta puramente contemplativa. A veces por el vil fin de sacar tajada y por usufructuarse de un producto tan indispensable como es una mascarilla sanitaria, que es aplique indispensable para prevenir el contagio de este maldito virus que nos ha visitado para quedarse un buen lapso de nuestro tiempo y de nuestras  vidas cotidianas. Apuntar también que comprar este tipo de mascarillas es hasta miserablemente posible en la ‘deep web’, en la web oscura, que es lugar de internet donde se venden armas, drogas y seres humanos, ahora también se trafica con material sanitario y en plataformas donde se pueden encontrar a precios desorbitados,  como eBay, mil anuncios, y otras muchas más, convirtiéndose en cooperadoras del daño. ¡La miseria del ser humano por un puñado de beneficios no es saludable!

Rebotan en los cristales las avaricias y las mezquindades, mientras los ciudadanos, que verdaderamente necesitan las mascarillas protectoras para transcurrir como pueden con sus vidas diarias, esperan nerviosamente una solución de los gobernantes y sus legisladores, que gestionan estos menesteres y que han de distribuir estas mascarillas indispensables para una vida diaria con tiento y a la debida coherencia. Desgraciadamente la mascarilla sanitaria se ha convertido en el producto estrella de esta crisis sanitaria, y nuestros gobernantes con el deber ético y el mejor criterio moral de asegurar y regular el abastecimiento del mercado con este producto tan necesario para la protección de la salud pública. Pero a veces, los gobernantes parece que se escuchen con palabras cómplices de su mirada y al ciudadano con su necesidad aparente de carencia. Pues ya se sabe que hacia la nada va la mirada prohibida de la indiferencia y del fructificar de sus obligaciones como legisladores, pues ideal fuese que actuasen sin engaños, a escondidas y con alevosía política.

Hemos de tener claro que la mascarilla sanitaria no es un antifaz “verbenero”, no es algo mucho más que un capricho ordinario, sino una válida profilaxis para protegernos con la noble finalidad también de no contagiar a nuestros prójimos y conciudadanos

Aquí en Catalunya la cosa de la mascarilla camina y deambula entre la senda ambigua que va persiguiendo sombras con las necesidades de la criatura. En las farmacias no hay mascarillas para todos y son tan deseadas como necesarias que casi llegan a esencia imprescindible. Ahora dependerá de cada comunidad autónoma su justo reparto.  Hemos de tener claro que la mascarilla sanitaria no es un antifaz “verbenero”, no es algo mucho más que un capricho ordinario, sino una válida profilaxis para protegernos con la noble finalidad también de no contagiar a nuestros prójimos y conciudadanos. La mascarilla puede poner freno frente a determinados agentes víricos, como la de esta triste y fértil pandemia  del  coronavirus que ha avanzado contundente e implacable como un ejército de infantería.

Pero insisto, tan importante es también que las autoridades den caza y captura a estos furtivos que quieren usufructuar un mercado negro especulativo a costa de una necesitad  básica como es la protección de nuestra salud, en estos tiempos tan difíciles de confinamientos y de virus que pululan por los misteriosos aires, que probablemente, igual mal soñamos alguna vez, pero que ahora nos ha tocado desgraciadamente vivir en una realidad tan existente como de sustantiva verdad. Mientras, los días pasan en un silencio mudo por todas las calles y avenidas de casi todo nuestro globo llamado Tierra, esperando que todo esto al final pase deprisa como un mal viento y podamos aprender de todo esto como el alquimista aprende sus  brebajes o bajo cualquiera azar, como el futuro e incierto destino que nos espera el “día después”.

Sergio FARRAS
Escritor tremendista

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2 comments

  • Silvia Schnessel Elarrat

    1 Maig, 2020 at 11:47 pm

    Siempre tuve la impresión de que los españoles son un pueblo indisciplinado, rebelde, no muy amante de políticas drásticas, invasivas, una reacción que me parecía lógica después de la represión de la historia pasada. Pues me ha sorprendido satisfactoriamente ver que la población ha sabido estar a la altura, mucho más que los gobernantes que dirigen nuestros destinos. Cuesta encontrar algo plausible en la gestión de la pandemia.

    Reply

  • Rosario García Parra

    16 Maig, 2020 at 11:51 am

    Lamentablemente, lo peor del ser humano emerge cada vez que hay intereses de los que beneficiarse, pero es que en esta ocasión es aún más despreciable e inhumano. Espero que sean “cazados” todos ellos y castigados como merecen. Lo bueno de esta trágica situación es que hay una mayoría que se está comportando debidamente y eso es lo que más tenemos que destacar.

    Reply

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