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Los VIII Premios de la Comunicación de Tarragona, organizados por larepublicacheca.com, pasaron por el Tinglado 1 del Puerto este pasado viernes y dejaron su huella, pues la concurrida asistencia, el acertado ritmo de la ceremonia y el ambiente de evento importante, hicieron patente que estos premios ya trascienden a su propio organizador y se han convertido, por derecho propio, en un acontecimiento de ciudad.
No obstante, mi querido enemigo Ricard Checa me invitó a asistir para escrutar la parte glamourosa o chusca de la gala… y a eso voy a dedicar las próximas líneas, aunque provoquen algunos sofocos y el propio anfitrión me niegue la invitación para próximas ocasiones… c’est la vie!
Para empezar, diré que la exposición cinematográfica del Tinglado, que acompañó la sobria decoración del evento, puso un punto de evasión muy adecuado para aquellas miradas extraviadas de los invitados más despistados y de los más atentos.
El fotocol de espaldas al escenario también fue un acierto, ofreciendo un espacio íntimo, aunque desvergonzadamente violentado por el tropel de candidat@s a fotografiarse con el anfitrión.
Ya sea por el horario de media tarde, por el edificio industrial que acogía los premios o por no haber existido un protocolo de indumentaria para los invitados e invitadas, he de decir que la mayoría de los hombres y mujeres que desfilaron por la sala lo hicieron portando indumentarias poco lustrosas, simplonas la mayoría de las veces y con algún escaso gusto estilístico.
Claro que siempre hay excepciones, tanto por encima de la media, como por debajo. Vamos a hacer un repaso de lo que se pudo ver en la gala.
Para empezar, el alcalde republicano Pau Ricomà. Se presentó con un aspecto de profesor bostoniano ochentero que le favorecía, rejuveneciendo su imagen en general, aún a costa de rebajar su aire institucional. Acertó en presentarse de tal guisa.
El protocandidato a alcalde, Rubén Viñuales, eligió un vestuario de aires Máximo Dutti, que le favorecía en la larga distancia, pero no en la corta, donde su trato informal casaba mal con un vestuario de estilo elegante y muy parlamentario.
Algunos de los invitados masculinos deberían autoevaluarse antes de acudir a un evento de ese tipo, pues algunos lucían penosamente, con calzado extremadamente inapropiado y, peor aún, descuidado.
No así el anfitrión, Ricard Checa, que paseó unas zapatillas londinenses ligeras, estampadas en art decó, que no pasaron desapercibidas por su originalidad.
Un numeroso grupo de invitados masculinos coincidieron en vestir atuendos intencionadamente casuales: representantes de Mossos d’Esquadra, cargos municipales como Kenneth Martínez, el alcalde del Vendrell, el ex alcalde de Cunit, miembros del Rotary Hispano-Marroquí, etc. Mención especial para Toni Cruz, concejal de Torredembarra, y para el president del Nàstic i el joven regidor de Salou, cuya elegancia no pasó desapercibida. Focos también para el “Sean Connery” de la gala, el ex presidente del parlamento andorrano, Josep Dallerés.
En el lado gris del glamour, mal que pese, significar a Rafael Luna y recién alcalde de Cambrils Oliver Klein por no cuidar el mínimo de etiqueta. Tampoco estuvo acertado el traje y corbata del presentador (y muy buena gente) Oliver Márquez, más propio de Antonio Alcántara.
En cuanto a la tan temida pasarela invisible para las mujeres, hay casos positivamente destacados: Sonia Orts, Gloria Elizo, Ana Ibars, la cónsul de Marruecos, la propietaria de Clos Galena, y una desconocida pero glamurosa familiar del Checa, destacaron por su equilibrio en el vestuario, entre sugerente y muy elegante.
Muchas miradas tomaron buena nota de cómo se puede acudir a un evento de ese tipo sin excesos de diseño, pero dejando a su paso un halo de distinción. Muy bien por ellas.
Otras féminas también aprobaron en su puesta en escena, siendo las mujeres, en general, más cuidadosas con su aspecto y atuendo que los hombres.
Mención especial requiere Cindy López de Ives Rocher, porque tiene percha y porte y eso es una gran ventaja. También destacamos la indumentaria de una mosso, miembro del jurado, y de algunas premiadas.
Sin embargo, debo señalar algunas excepciones y decepciones, entre ellas, dos concejales de Tarragona: Cristina Guzmán y Sandra Ramos. No acertaron. Ambas pueden brillar mucho más de lo que lo hicieron el viernes por la tarde-noche.
Lo dejo aquí. La próxima, te con pastas. ¿Me invitará el Checa?
✍️ Madame Tarracois
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