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El médico Jesús Candel, Spiriman, se puso al frente en 2017 de una enorme ola de descontento entre los usuarios de la sanidad pública en Granada, con un discurso deslenguado que le granjeó una enorme popularidad y le convirtió en un personaje único e inimitable. Lideró una protesta contra la reorganización de los hospitales públicos en Andalucía, que arrancó en Granada pero se extendió por toda la comunidad y puso en jaque a la administración socialista, con Susana Díaz al frente.
Aquellas manifestaciones, alentadas por Spiriman con vídeos grabados desde el hospital de Granada en el que ejercía como médico interino, obligaron al Gobierno socialista de la Junta a dar marcha atrás en su proyecto de fusión de los hospitales andaluces y forzaron el relevo casi total de la cúpula del Servicio Andaluz de Salud en un intento de frenar el descontento social con la gestión de la sanidad tras años de recortes.
Pero en su lucha sin cuartel contra la corrupción del sistema, Spiriman acabó disparando contra todo y contra todos, hasta enfrentarse no sólo a la cúpula de la sanidad pública andaluza sino también a un creciente grupo de colegas que lo acusaban por sus desmanes verbales.
Spiriman ha muerto este viernes en Albolote (Granada) a los 46 años de un cáncer de pulmón contra el que llevaba luchando desde hacía dos años. Defendió “con pasión” la sanidad pública, ha dicho de él el presidente de la Junta, Juanma Moreno. Y esa es una realidad que nadie, ni siquiera sus detractores, pueden discutir.
Con esa misma pasión, cuando aún su nombre no era conocido fuera de su entorno más íntimo, había puesto en marcha la Fundación Spiribol, un deporte impulsado teóricamente por su abuelo, que el doctor Candel utilizaba como herramienta en favor de la inclusión social de niños de entornos sociales vulnerables. De ahí nació el pseudónimo Spiriman. con el que se dio a conocer en toda España cuando desde su consulta y con su bata de médico comenzó a grabar vídeos para denunciar los disparates y las lagunas del sistema sanitario.
En los últimos años, el personaje en el que se había convertido le había pasado factura. El lenguaje directo y sin pelos en la lengua con el que alentó la protesta en las calles acabó derivando en ataques furibundos contra los dirigentes públicos, entre ellos la propia Susana Díaz, sin escatimar en insultos y palabras hirientes que acabaron en una condena en el Supremo.
También fueron muy polémicos sus mensajes relacionados con el cáncer y con la voluntad o no de curarse que, según Candel, era determinante para el éxito de los tratamientos. “El que quiere curarse se cura”, vino a decir el médico, que fue duramente criticado por la frivolidad del razonamiento. Posteriormente matizaría su reflexión para poner el acento en la necesidad de dispensar tratamientos alternativos para sobrellevar la enfermedad con una mejor calidad de vida.
De ahí que en los últimos tiempos todas sus energías las empeñara en la que bautizó como Unidad de Apoyo a Pacientes Oncológicos (UAPO), un organización que procura terapias fisioterapéuticas a los enfermos.
“Aunque estemos en la cama por la enorme cantidad de analgésicos opioides, los dolores, el cansancio o la pereza que nos contagia el cáncer, siempre hay alguien que te puede ayudar”, rezaba Spiriman su última publicación en redes sociales, acompañada de un vídeo en el que se le veía en la cama durante una sesión de fisioterapia.
El funeral por el médico Jesús Candel, que falleció este jueves, tendrá lugar este sábado en el cementerio de Granada.
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