20. Abril 2024

Arxius de EL DETECTIU TARRAGÓNEZ | Pàgina 2 de 3 | Diari La República Checa

REDACCIÓ8 Abril, 2019
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Ver a Bertín Osborne recibiendo a políticos en su casa y haciendo cocinillas es una ventana perfecta para visualizar aquello que la calle percibe de su ‘casta política’. Pero vamos a situarnos en la hipótesis de que Bertín va invitando, sucesivamente, a nuestros alcaldables. ¿Cuál sería el resultado?

Descartados como invitados Laia Estrada (CUP) por razones obvias y Jose Luis Martin (PP) por soporífero, nos quedan los tres nombres que dan título a esta entrega de James Font.

Pau Ricomà, portaveu d’ERC

Pau Ricomà, de entrada, podría ser que rechazase la invitación por temor de ser contaminado de españolismo, carpetovetonismo, cutrismo, o cualquier otro ismo que no rime ideológicamente con independentismo. Sin embargo, si Ricomà no es un déspota, arrogante e insufrible intelectualoide besaesteladas, entonces sí aceptaría la invitación que el bueno de Bertín le cursase. Claro que en la mente del anfitrión osbornita no habría otra cosa que curiosidad frenológica como único motivo de recibir en su chalé al republicano, pero eso ya nos vale para la simulación.

Ricomà y Bertín no tendrían ninguna química entre ellos. Pero no por razones ideológicas -que también-, si no por una cuestión de empatía personal: ¿se imaginan a Ricomà explicando un chiste, o una anécdota graciosa o compadreando con su anfitrión? No. Todo en Ricomà es lacónico, grave y circunspecto. Sin duda, los televidentes llegarían a la conclusión de que el republicano sería el alcalde más aburrido que pudiese gobernar la ciudad. Un alcalde que no es simpático parece sospechoso de que no le gusta la gente y por eso no conecta con ella.

Dídac Nadal, portaveu del PDeCAT a Tarragona

Luego estaría Dídac Nadal. Sinceramente, no lo veo en el papel. A su padre sí, por descontado. El alcaldable hijo debería echar mano de alguna argucia para colar a su padre en la fiesta y, entonces sí, Bertin y Joan Miquel nos ofrecerían un capítulo de dos machotes que se las saben todas y tienen un punto en común, como que al vacileo no les gana nadie. Y allí, en medio de la cocina, haciendo de galopillo, andaría Nadal jr. Mal asunto para el “hereu”.

Rubén Viñuales, portaveu de Ciutadans a Tgna

El tercero en discordia sería Rubén Viñuales. Sin duda que se encontraría como pez en el agua, escuchando anécdotas de Bertín en sus encuentros con Rivera o Arrimadas, o exponiendo ambos su incompetencia en la cocina. Rubén sacaría mucho partido a su vocación paternal, compartida a la vez con su anfitrión, al mismo tiempo que se manejarían con habilidad poniendo distancia sobre la política sanchista, esa que tontorronea con el independentismo.

¡Ay! Pero Bertín es un veterano curtido en sacar más jugo que nadie de su casa-plató y le guardaría una sorpresa a Viñuales. De repente, sonaría el timbre de la puerta y aparecería un deslumbrante Ballesteros, con vestimenta casual, sonriente, chartreuse en mano y abrazo efusivo a Bertín. Ahí es donde Viñuales pondría cara de circunstancias mientras le endosa, como no, otro abrazo a Ballesteros. Y Bertín los masajearía televisivamente en la cocina, para acabar preguntándoles: ¿Y el pacto “pa” cuando? Y Viñuales se vería atrapado entre un Bertín gigante, las virutas de jamón ibérico y un Ballesteros maliciosamente regocijado. Un momento de toma pan y moja.

James FONT

 


REDACCIÓ17 Març, 2019

La lista electoral surgida de la operación triunfo de Ramón y Cajal es “ballesterismo” en crudo. Analicemos la nomenclatura electoral del alcalde para entender por qué son los que están y están los que son.

Sandra Ramos, Ballesteros i Pau Pérez

Sandra Ramos: la apuesta sucesoria del Partido
Curtida en cien contubernios internos del Partido, Ramos es nomenclatura pura y dura. Según su perfil público, trabaja en la URV, pero su sombra profesional es más alargada: Dieselr Tech S.L. de Lleida (empresa propiedad de la familia Griñó).  Sin embargo, tanta ocupación profesional no le ha impedido trepar en la organización hasta conseguir el favor de la asamblea local de un PSC trufado de militantes del “qué hay de lo mío”.

Bego al costat de Ivana i Nacho

Pau Pérez y Begoña Floria: funcionarios de la política
Pau Pérez es ya un clásico de Ballesteros. Traicionó a su amigo alcalde en plena crisis del caso Inipro, pero tiene demasiada “nitroglicerina” de trastienda municipal como para andar zarandeándole: “meillor non meneallo”, habrá pensado el alcalde.

Floria, en cambio, es quizás la mayor decepción de la política tarraconense en lo que llevamos de siglo XXI. Su cubicaje intelectual, su capacidad de trabajo y su instinto depredador la hacían una de las políticas llamadas a alcanzar altas cotas, pero su carácter borrascoso y su petulancia la han lastrado irremediablemente. Floria, tras jurar ante propios y extraños -y ante miembros de la oposición-, que no repetiría en la lista de Ballesteros porque ella debía ser la próxima cabeza de lista, ahí la vemos conformándose con un papel de reparto.

Berni Álvarez és un dels fitxatges estrella de Ballesteros

Berni Álvarez: ya era suficiente con Pepu Hernández
Cuando, desde el gobierno municipal, nos vendían que los Juegos Mediterráneos dejarían un legado intangible más allá de la Anilla, es porque ya pensaban en Berni Álvarez. Entrenador a ratos libres y excelente jugador de básquet, ya supo incrustarse a machamartillo en la nómina de los Juegos Mediterráneos, y ahora ha dado el siguiente paso lógico, pues todo el mundo sabe que Berni Álvarez nunca ha escondido sus firmes convicciones socialistas… aunque durante toda su vida las ha disimulado muy bien. Así es él de discreto.

El que lleva un cabreo “quepaqué” es Robert Hernández, que a pesar de correrse la cancha por Ballesteros de canasta a canasta, no le han dado ni las gracias.

Francesc Roca

Ana Santos y Francesc Roca: le cogieron el gusto al cargo
Roca ha sido el concejal al que le han allanado más el camino durante toda la legislatura. A pesar de que el mapa de calidad de los centros educativos de la ciudad es bastante mejorable y cada escuela e instituto se buscan la vida como pueden, este hombre ha caído de pie en el consistorio. Repite, principalmente, porque le ha pillado el gustillo a la poltrona, no porque su experiencia consistorial le haya aportado nada interesante más allá de la nómina municipal.

Santos, en cambio, le ha tocado un área muy compleja y que acostumbra a quemar a sus responsables políticos, como la de servicios sociales. Si ha salido indemne del trance no ha sido por su gestión, si no, más bien, por la incomprensible incompetencia política de la oposición en cuanto tal oposición y, además, por tener “padrinos” importantes dentro del PSC de Tarragona, a los que les interesa posicionar una persona que les tenga al corriente de los asuntos de la Plaça de la Font.

En cambio, la que se queda fuera de la lista y habría que preguntarse el porqué, es Rocío León. Vale que es de izquierdas hasta las trancas, pero… uy, sí claro, es eso… es de izquierdas y peleona y contestataria y no es amiga del Sr. Arzobispo. Mala cosa.

Cristina Berrio, presidenta de la FAVT

Cristina Berrio: los malditos ocho
Buen fichaje para ganar votos. Mal negocio para el movimiento vecinal. Pero lo más interesante de la posición de Berrio es que el que ocupa el número 9 en la lista, Nacho García, no pierde nada si se queda fuera del salón de plenos, pues volvería a ejercer de chambelán. Por lo tanto, la inclusión de la líder vecinal en el puesto 8 indica el pronóstico con el que trabaja Ballesteros: obtener ocho concejales. Nadie puede ser tan ingenuo para pensar que Berrio aceptaría un puesto para no salir elegida, pero, en cambio, el siguiente en la lista, es de usar y tirar, electoralmente hablando.

Esto no ha hecho más que empezar…

James FONT

 


REDACCIÓ26 Desembre, 2018

Las quinielas sobre las próximas elecciones municipales ya se han puesto en marcha y los bolis no dan abasto para saber si será 1X2. No obstante, en los despachos del PSC ya se escucha ruido de sables. Lo que sabemos es lo que os explicamos.

Ballesteros y su guardia pretoriana, formada por Bonet, Bonet y Bonet – jefe de gabinete, confidente y ayuda de cámara –, trabajan sobre la hipótesis de que obtendrán 8 concejales en las próximas municipales. O sea, Ballesteros y siete más, como el cuento de Blancanieves. Eso significa que, del octavo puesto de la lista del PSC para abajo, el abismo es negro y profundo.

De los actuales concejales y concejalas de puño, rosa y tallo (con espinas), algunos están amortizados… y no lo saben: Josep Maria Milá, Ana Santos, Ivana Martínez. Uno más ha anunciado que se va: Javier Villamayor. Otro ha anunciado que quizás se va: Francesc Roca. Por último, está Don Pablo Pérez Herrero, que no quiere irse, pero, “alomojó”, se rumorea que le cursan visado hacia un destino institucional relacionado con el mundo empresarial.

Nos quedan Begoña Floria y Elvira Ferrando, ambas con bastantes números de ser agraciadas con dos puestos en la lista de Ballesteros, pero sin demasiadas alegrías… del 4 hacia abajo.

Los nombres que suenan para ocupar las plazas vacantes en la lista de Ballesteros son muchos, pero algunos llaman la atención. De los que suenan entre perfiles claramente de partido están: Santiago Castellá, Mireia López, Rocío León y Eloi Menasanch.

De los que suenan entre perfiles claramente de partido están: Santiago Castellá, Mireia López, Rocío León y Eloi Menasanch.

De los que saldrían de la pesca de Ballesteros entre independientes estarían dos personas relacionadas con los pasados Juegos Mediterráneos: Bito Fuster y/o Berni Álvarez; del mundo de la empresa, un alto cargo del sector petroquímico. Una joven periodista también estaría bien colocada en las apuestas. Otro nombre que suena con fuerza para una reentré con honores es Xavier Tarrés. Finalmente, el que se queda fuera de todas las quinielas es Carlos Castillo.

Queridos crapulines y crapulinas, aquí lo dejo. Si vais a ir por Transilvania, no dejéis de preguntar por mí.

Hasta la próxima.

Recuerden, me voy pero estaré atento

Conde Crápula

 


REDACCIÓ19 Desembre, 2018
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La firma del pacto entre Ballesteros y Viñuales a cuenta de los presupuestos del próximo año, con foto incluida, es toda una declaración de intenciones, más aún si cabe por el quiebro que ambos hacen a algunos protagonistas del actual gobierno municipal.

Lo que ha trascendido hasta ahora de la ‘cocina’ del pacto es que Pau Pérez se opuso al mismo, sobre todo a la sobreactuación que supuso hacerse una foto para la firma… ¡de la abstención de Ciutadans!

Y es que al que fuera todopoderoso factótum de las finanzas municipales no le salen últimamente los números políticos hasta el punto de que se especula con su salida del gobierno antes de las próximas elecciones municipales o, como mal menor, su no inclusión en la próxima lista electoral de Ballesteros.

Ciutadans s’ha convertit parella de pressupostos de Ballesteros


La traición de Pau Pérez al alcalde, dejándose manosear políticamente por sus socios del PP como eventual recambio de Ballesteros en el caso de que este dejase la alcaldía por fuerza mayor judicial, no ha hecho otra cosa que abrir más y más la brecha entre ambos antiguos socios de fatigas, Pérez y Ballesteros.

Hasta tal punto llegó el afán de Pau Pérez por evitar la foto de cartel del pacto que acudió a su enemigo íntimo Josep Maria Bonet para convencerle de que se debía parar como fuera la dichosa “foto de la firma”. Pero Ballesteros y Viñuales ni se inmutaron, ni prestaron la menor atención a esas llamadas de aviso.

Tampoco el despechado José Luis Martín pudo hacer otra cosa que achicar agua de su barca, pues la vía que se le ha abierto es de consideración. Nadie inteligente en la ciudad le da a Martín demasiadas expectativas en las próximas elecciones municipales, que, en el mejor de los escenarios, podrán ser las de jugar el papel de comodín.

Salvo descalabro electoral monumental, Ballesteros sabe que ha firmado una póliza de seguro que le permitirá alcanzar la jubilación con cierta tranquilidad, con la venia de algún sobresalto judicial. Mientras, Viñuales, ofrece su mejor perfil político como líder responsable para con su ciudad y con capacidad de entenderse con su supuesto rival, o sea, una jugada redonda.

Crapulines y crapulinas, no se me despisten, que la próxima semana les entrego las últimas anotaciones de mi diario, pues me marcho de vacaciones una temporada a Transilvania.

¡Prepárense para el retorno del implacable James Font!!!

2019 llegará con mucha fuerza!!!

Un abrazo del…

Conde Crápula

 


REDACCIÓ21 Novembre, 2018

Las direcciones locales del Partido Popular y del PDECAT ya manejan pronósticos para las próximas elecciones municipales de Tarragona. Pudieran ser sendas encuestas electorales encargadas con la máxima discreción y sigilo, o bien, estudios de extrapolación y ponderación estadísticas, cocinados por algún grupo de expertos. El caso es que estos dos partidos disponen de una primera referencia en cuanto a pronósticos electorales propios y ajenos.

Los resultados que arrojan dichos supuestos sondeos coinciden en que en las próximas elecciones municipales no se producirían grandes subidas y bajadas de voto, pero sí ciertos movimientos que abren nuevas opciones de pactos. Recordemos que las últimas elecciones municipales de 2015 arrojaron este resultado: ICV, 1; CUP, 2; PDECAT, 3; PP, 4; ERC, 4; Cs, 4; PSC, 9.

El pronóstico del que disponen algunos dirigentes locales del PP arrojaría el siguiente resultado:

ICV+Comuns+Podem, 1; CUP, 1/2; PDECAT, 2/3; PP, 4; ERC, 4/5; Cs, 4/5; PSC, 7/8.

Con estos resultados, serían posibles varias combinaciones de pacto con mayoría absoluta:

–          Mayoría socio-indepe (PSC+ERC+PDCAT) que se movería en la horquilla de 13 a 16 concejales.

–          Mayoría constitucionalista (PSC+Cs+PP) que estaría entre 15 y 17 concejales.

–          Mayoría tripartito (PSC+ERC+ICV….) que en el mejor resultado de dichas formaciones alcanzaría los 14 concejales.

Cualquier otra mayoría por combinación de pactos sería inviable política o matemáticamente, siempre según los pronósticos del PP. De las tres opciones, parece claro que la más asequible es la que sumarían las fuerzas constitucionalistas, no obstante, la mayoría del tripartito, si suma suficientes concejales, podría tener mucha chance.

El sondeo del PDECAT ofrece una prognosis diferente:

ICV+Comuns+Podem, 0/1; CUP, 0/1; PP, 1/2; PDECAT, 4/5; ERC, 4/5; Cs, 6/7; PSC 6/7.

Con estos resultados, el abanico de opciones es menor que en el anterior del PP. Veamos qué combinaciones podrían ser las más plausibles.

–          Mayoría socio-indepe (PSC+ERC+PDECAT) que se movería entre los 14 y los 17 concejales.

–          Mayoría constitucionalista (PSC+Cs+PP) que obtendría entre 13 y 16 concejales.

En lo que coinciden las dos propuestas de resultados electorales es que, en todos los casos, serían necesarios pactos a tres bandas para alcanzar una mayoría suficiente para ser absoluta. Otra coincidencia es que parece inviable una mayoría independentista en el ayuntamiento de Tarragona. Y una tercera coincidencia, que el único partido que se convierte en eje de rotación de cualquier pacto es el PSC, que está en todas las opciones de pacto de gobierno con mayoría absoluta. Conclusión: Ballesteros es eterno.

No se me despisten y estén atentos a la próxima entrega de mi diario.

Conde Cràpula

 


REDACCIÓ20 Agost, 2018

La conferencia que hace unos días daba el alcalde Ballesteros a un grupo de amistades, seguidores e invitados en nómina municipal, evidenció dramáticamente el sentimiento de horror vacui que persigue el edil desde hace mucho tiempo. Como si de un retablo churrigueresco se tratase, el alcalde llena su currículum político con todo tipo de bondades que solamente ven él y su corte de asustados acompañantes de partido.

Pero tras ese discurso rococó se esconde una taimada estrategia; Ballesteros se concentra en gestionar su propio avatar y en eso no hay quien le gane. Veamos dónde andan los pensamientos del alcalde.

Lo primero que llama la atención es que hace un año anunciase que daría a conocer su decisión se presentarse de nuevo o no a la alcaldía después de los Juegos Mediterráneos y para ello organiza una conferencia a bombo y platillo para explicar no se sabe bien si su decálogo, su prórroga o su epílogo, pero amaga y burla el anuncio de si se presenta o no y lo deja para más allá de Santa Tecla. Todo esto puede tener una explicación lógica.

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En primer lugar, está la irrupción del gobierno de Pedro Sánchez en escena y la posibilidad de que se le abran, a Ballesteros, otras opciones más allá de la alcaldía, como le ha ocurrido a su colega de poniente Angel Ros, nuevo embajador en Andorra. En la dirección del PSC no gustó la postura de Ballesteros en el proceso interno de Pedro Sánchez, ni su pacto con el PP en el Ayuntamiento y, además, la cotización de nuestro alcalde en el seno de su partido ya hace tiempo que es un valor claramente a la baja, por eso, desde la catastrófica inauguración de los Juegos Mediterráneos y su reguero de desastres y desatinos, en la cúpula del PSC crecen los chismorreos de que es mejor un recambio ordenado en el liderazgo del partido en Tarragona ahora, que no uno atolondrado más tarde, forzado por las circunstancias judiciales del caso Inipro o por otros insospechables motivos, ajenos al control político del partido.

En este tiempo de extremado calor, donde los vapores conspirativos se propagan con facilidad, algunos destacados dirigentes del PSC sitúan a Ballesteros en alguna cómoda órbita institucional como la de la Unión por el Mediterráneo, con sede en Barcelona, pero que invita al viaje y a la diplomacia, cosas ambas que encandilan a nuestro alcalde.

En segundo lugar, está la agenda judicial personal del alcalde en el caso Inipro. Aquí juega su papel la estratègia de defensa y también algo la fortuna. Los abogados defensores de los implicados – que todavía no se sabe quién le paga a cada uno de esos letrados- han apostado por la dilatación del calendario del proceso a base de recursos y de entorpecer la causa para dificultar el avance del caso, todo ello, eso sí, dentro de la legalidad. Esta estrategia obedece a un criterio que podría tener su recompensa: dilatar el proceso ayuda a ganar tiempo y a esperar algún acontecimiento que suponga un cambio a mejor.

Ese cambio llegaría en breve, pues el actual juez instructor del caso Inipro se va al TSJC y ello comprotará su relevo por un nuevo magistrado. La buena noticia para Ballesteros es que ese relevo podria comportar un retraso añadido en su causa. La apertura del juicio oral que la acusación particular (CUP) pretendía que se produjese antes de las elecciones municipales de mayo de 2019 parece desdibujarse en el horizonte.  La estrategia de los letrados de la defensa de ganarle tiempo al tiempo se revelaría como la acertada.

La combinación de estos dos factores: esperar a ver si sus colegas del PSC le ofrecen alguna salida honorable, así como acumular paciencia y calendario a la espera de cambios favorables en el proceso del caso Inipro, son la causa probable del no anuncio de Ballesteros sobre su candidatura a las elecciones municipales de 2019.

El problema es que Ballesteros no tiene salida profesional alguna, pues a estas alturas nadie se traga que un posible regreso a su último desempeño laboral sea una opción. Por lo tanto, la salida profesional “natural” de un Ballesteros no alcaldable es la órbita diplomática, porque la de gestión ya se comprobó con los Juegos Mediterráneos que no es lo suyo. La otra alternativa es quedarse en el consistorio, tejiendo una urdimbre de pactos posibles con todo lo que se menea por el salón de plenos con tal de que el trayecto que va desde Santa Tecla 2018 hasta las elecciones municipales 2019 sea lo más llevadero posible, moldeando una oposición más pendiente de no cerrarse espacios que de abrirlos.

Lo dicho al inicio: HORROR VACUI. ¡Ah! Y vayan por la sombra.

James FONT

 


REDACCIÓ2 Juliol, 2018

Lo mejor de los Juegos
Si algunos responsables del Comité Organizador no hubiesen cometido errores de bulto, estos Juegos podríamos considerarlos más que dignos: buenas instalaciones; subsedes implicadas al máximo; adecuada organización deportiva; alto nivel competitivo en casi todas las disciplinas; gestión eficiente de la Villa Mediterránea; amplia cobertura televisiva de las competiciones; trabajo impagable del voluntariado.  Todas las palabras de agradecimiento son pocas para ellos.

Con estos mimbres, que deberían asegurar un éxito sin precedentes para Tarragona, ¿Cómo es posible que la opinión pública y la publicada hayan vertido críticas tan duras hacia la imagen de Tarragona, que ha salido trastocada?

Lo peor de los Juegos
Un acontecimiento como los Juegos Mediterráneos es, para la ciudad que los acoge, un proyecto profundamente social. Si no conectas a la gente desde un principio los Juegos no tienen alma. Y la responsabilidad de socializar los Juegos era, fundamentalmente, del Ayuntamiento de Tarragona y su equipo de gobierno, especialmente de su comisionado, Javier Villamayor.

Los errores cometidos por los organizadores, fruto de su visión elitista del acontecimiento, han provocado errores monumentales como los de la ceremonia de inauguración y los primeros días de competición, errores que los han marcado y condenado a pesar de los desesperados intentos por sacudirse esa mala imagen inicial.

Ese calamitoso inicio engendró una terrible campaña de desprestigio en todos los medios de comunicación contra los organizadores y, lo que aún es peor, contra la imagen de Tarragona. Tras 90 millones de euros y unos buenos resultados deportivos de los Juegos, la proyección de Tarragona, en lugar de salir reforzada, ha quedado tocada. Muy injusto para Tarragona.

Lo imperdonable de los Juegos
La ciudad no ha vivido los Juegos porque los organizadores no pensaron en traer los Juegos a Tarragona. Puede parecer un contrasentido, pero no lo es en absoluto. La cultura, la historia, el patrimonio, las tradiciones y las gentes de Tarragona han brillado por su ausencia en estos Juegos, a menos que consideremos un cierto parecido físico entre Antonio Orozco y el auriga Eutiches.

Las oportunidades perdidas por sectores clave en el activo de la ciudad serían largas de enumerar. Lo que debía ser una gran plataforma de proyección para Tarragona, se ha vivido con indiferencia o distancia por la ciudad. Los hoteleros no han hecho negocio, los comercios y restauradores no han hecho caja, los museos se han dormido de soledad, los guías turísticos han trabajado menos que el fotógrafo de la Biblia porque nuestro patrimonio ha pasado inadvertido para los que nos han visitado y los barrios no han hecho suyos los Juegos en sus calles. La ciudad no podrá disfrutar plenamente de la marca olímpica porque algunos no hicieron su trabajo cuando y como debían.

La celebración de los Juegos representará un éxito para el Comité Olímpico Español y para Tarragona quedará el recochineo de Wyoming o Buenafuente y la imagen penosa ofrecida por decenas de medios de comunicación españoles, catalanes y tarraconenses.

Pero que nadie espere ningún atisbo de autocrítica por parte del equipo de gobierno y su alcalde. Para ellos, todo es fruto de la conspiración diabólica de quienes han dado rienda suelta a sus bajos instintos: independentistas, españolistas, podemitas, cuperos, rojos, republicanos, naranjas, violetas, envidiosos, revanchistas, periodistas indocumentados y/o malévolos, ciudadanos apáticos, empresarios avariciosos, profesionales despechados, alcaldables ansiosos, la Armada…, en fin, la inmensa mayoría del género humano que vio lo que vio es culpable de no ver lo que ellos explican que en realidad ocurrió.

Lo malo de todo esto es que quienes nos han traído hasta aquí, se sienten avalados por los Juegos para conducir unos cuantos años más Tarragona, para llevarnos hacia nuevos “horizontes”. Propongo celebrar en Tarragona el próximo campeonato mundial de pedorretas, ¿adivinan en honor de quién?

La Huella de James Font

 


REDACCIÓ24 Juny, 2018

Josep Félix Ballesteros nació en 1959, año en que Franco inauguraba el Valle de los Caídos, ETA nacía como organización terrorista y gobernaban el planeta personajes como Krushev, Eisenhower o el Papa Juan XXIII; así era el mundo que vio nacer al actual alcalde.

Ballesteros ingresó en la nómina municipal como concejal en 1987, con Reegan y Gorbachev negociando vaya usted a saber qué, Hernández Mancha lideraba el PP y ETA atentaba en Hipercor. Prácticamente todos los políticos de su generación, la de los 80, la del Optalidon, están, como las famosas grajeas, fuera de circulación política, mientras Ballesteros sobrevive como un Dorian Grey. Ballesteros es nuestro Antonio Alcántara local, que de tanto prodigarse y eternizarse, es como de la familia.

Pau Ricomà nace en 1957, año en que sale a la venta el primer 600 y es casi coetáneo de Ballesteros. Su llegada a la política municipal le llega a tan solo unos años de la prejubilación, pero entra con ganas juveniles y aspiración de repetir, cosa que le ocurrirá el próximo año, contando 62 inviernos, a tres de “tener todo el tiempo por delante”, como gritaba el inefable Pepe Rubianes desde alguno de los tantos escenarios que pisó.

Si Ballesteros es psicopedagogo, Ricomà es filósofo y psicólogo. Ambos provienen académicamente del romanticismo universitario de la transición y han acabado dedicándose profesionalmente a la política municipal, que es lo más parecido a una evolución cruzada y metamórfica de sereno y pregonero.

Ambos, Ballesteros y Ricomà, tienen muchos puntos de encuentro en su currículum vital y en su proceso personal de formación como políticos. Sus personalidades y caracteres también muestran evidentes intersecciones. Y a pesar de las gestionables diferencias ideológicas, su convivencia en el consistorio ha sido como un “first day” con bolas sorpresa. Hay “feeling” y ellos lo saben. Es más, en un remoto artículo de esta sección, un programa informático ya predijo que de entre los políticos del consistorio, los dos con mayor compatibilidad de pareja eran Ballesteros y Ricomà.

Finalmente, el tercero en discordia, Rubén Viñuales, nacido en el cercano 1983, unos 25 años más tarde que sus dos “colegas”. Viñuales es, como se diría en términos rurales, un mancebo en la política: animoso, ansioso y con desparpajo, pero generacionalmente a años luz de los otros dos. Viñuales se pretende torero, pero torear, lo que se dice torear, en plaza grande, lo hará en las próximas municipales, ya sabiéndose aspirante al sillón de honor consistorial.

Viñuales es abogado -carga el paquete profesional al lado penalista-, es autónomo y, por lo tanto, en las antípodas de la vocación de funcionario público -que no es lo mismo que tener vocación política-, circunstancia que le aleja tanto de Balllesteros como de Ricomà, que sí tienen en su discurso ese don especial que Larra inmortalizaba con aquel “vuelva usted mañana”. La compatibilidad de Viñuales con Ballesteros o con Ricomà es remota. Pese a todo, entre ellos tres andará la próxima vara de mando de alcalde. Hagan sus apuestas.

La Huella de James Font

 


REDACCIÓ23 Juny, 2018

La ceremonia inaugural de los XVIII Juegos Mediterráneos Tarragona 2018 no llegó ni a fiesta mayor de pueblo: gradas vacías (por mucho que intenten hacer ver lo que no vimos ninguno), ausencia total de símbolos de Tarragona – a nadie se le ocurrió repartir banderitas de Tarragona entre los asistentes-, no hubo castells, ni gegants, ni diables.

Para cantar una canción de Serrat, quien mejor que el propio Serrat, aunque fuese en playback, como Lucrecia. Utilizaron a centenares de niños y niñas como escudos humanos para evitar la crítica sobre las coreografías y, de paso, como dice la Biblia adaptada, “dejad que se acerquen a mí los niños… que detrás vienen los padres comprando entradas”.

A la ceremonia le ha sobrado 15 minutos. El ritmo lo han dejado para el final. No ha habido alardes tecnológicos audiovisuales emocionantes. Un voluntariado plagado de jubilados – con todo el respeto –, sin uniformidad ni etiqueta, con camisetas XXL y botones desabrochados. Lo mismo que el coro asambleario de niños y niñas cantores, cada uno con uniformidad diferente, según hubiesen comprado la camiseta del Tarracus o no previamente.

No entraré a analizar la parte político-institucional, pues sobre este aspecto ya son legión los periodistas que han dedicado su trabajo. Me voy a ocupar de la ceremonia y de la jornada inaugural. El espectáculo ha sido bonito para otra ocasión que no para unos juegos olímpicos de una pequeña ciudad de la Mediterránea.

Las gradas medio vacías y un público sobrexcitado políticamente son la muestra más clara del momento que vivimos y de la enajenación del Comité Organizador con relación a la ciudad que acoge “sus” Juegos. Ayer quedó demostrado que estos son los Juegos de los políticos, de las instituciones, pero no de la ciudadanía de Tarragona.

Entre las subsedes y la capital no fueron capaces de llenar el estadio, los medios de comunicación más importantes focalizan su información en el conflicto institucional, pero lo que se dice ceremonia inaugural, fracaso mediático rotundo, a pesar del enorme esfuerzo de los locutores de RTVE por dar sentido y emoción a lo que ocurría en el césped del Nàstic.

Nadie puede dudar de que Lidia Valentín o Mireia Belmonte son un referente deportivo y social y merecen todo el foco de los Juegos, pero ningún deportista tarraconense tuvo un minuto de gloria. Ninguno.

Los videos de Almería 2005 están en youtube para quien quiera comparar: no hay color. La de Almería fue una inauguración espectacular, la de Tarragona, simple y llanamente sin identidad tarragonina. Lo primero que llamó la atención fue el entorno del estadio, sin elementos que calentasen el ambiente. Dentro, un recinto apenas engalanado como merecía la ocasión.

Díganme ustedes, sufridos lectores y lectoras, si esta ceremonia inaugural de los Juegos aguantará en nuestras memorias más allá del próximo lunes… apuesto a que no. Y les diré más, casi mejor olvidarla cuanto antes. Y lo siento por el sufrido Javier Villamayor.

JAMES FONT

 


REDACCIÓ18 Juny, 2018

Cuando todavía resuenan los legítimos tambores reivindicativos del 8 de marzo, cuando tenemos un aplaudido consejo más de ministras que de ministros, cuando se hace imparable la voz del movimiento “me too”, cuando todo eso pasa a nuestro alrededor, nuestras damas de hierro presentan claros síntomas de oxidación. Veamos cómo están nuestras representantes municipales más destacadas ante el casting preelectoral para los próximos comicios de mayo de 2019, que curiosamente decidirán cuatro hombres: sus respectivos ‘jefes’ de filas.

BEGOÑA FLORIA (PSC)
Ha sido la concejal con más proyección pública y mediática del consistorio y con mayor acumulación de poder. El alcalde la fichó como “ostiópata” – dícese de la persona que ejerce curas a base de ostias – y Floria aceptó el papel y lo interpretó con solvente entusiasmo, convirtiéndose en azote de la oposición y comiéndose todo tipo de marrones.

El problema es que tuvo la oportunidad de cambiar de registro e irse de diputada al Parlament, pero alguien le dijo que ella sería el relevo de Ballesteros en estas elecciones de 2019. La engañaron o hicieron un pésimo cálculo de futuro: Ballesteros será candidato en 2019 por el PSC, si el caso Inipro no lo evita y, en el supuesto de que no lo fuese, Floria no le relevaría en ningún caso. Es más, aunque ella está convencida de que estará en puesto seguro en la lista de Ballesteros, les puedo asegurar que casi todo apunta en sentido contrario. Floria parece que no ha aprendido nada de las salidas de Crespo, Tarrés o Castillo y la forma que tiene su alcalde de gestionar estas cuestiones.

MÒNICA ALABART (ERC)
Pese a que goza de apoyos dentro de ERC y cuenta con una medida confianza de Pau Ricomà, Mònica Alabart ha mostrado demasiadas carencias y desajustes para convencer como tándem de su candidato en las próximas municipales, sobre todo teniendo en cuenta que las aspiraciones de su jefe de filas son máximas de cara a esa cita de mayo.

Suenan nombres para ese segundo puesto y a Ricomà le llegan propuestas interesantes, pero él es hombre “slow” y por lo tanto no abrirá un posible conflicto antes de tiempo. No obstante, la presencia de su partido en el Govern de la Generalitat le puede ayudar a desdramatizar la salida de Alabart. Lo que sí es cierto es que ERC necesitará acompañar a Ricomà de una “segunda” con pegada en la ciudad y Alabart no está bien posicionada en ese ranquin.

CRISTINA GUZMÁN (PDeCAT)
Llegó con fuerza al consistorio de las manos de Albert Abelló, pero las circunstancias sobrevenidas la han golpeado duramente. Dídac Nadal la respeta, pero no cuenta fijo con ella para que repita experiencia electoral. Él dice que sí. Ya lo veremos. Algunos rumores sitúan a Guzmán en el 112. Veremos. Le deseamos mucha suerte, porqué se lo merece.

LAIA ESTRADA (CUP)
Sin duda, por su coraje, insistencia, desparpajo, irreductibilidad, descaro, energía y suerte, Estrada es la “wonderwoman” de la política municipal y todo hace pensar que seguirá siéndolo. A pesar de sus estrategias quijotescas, de su tono en ocasiones primario y de sus propios demonios, la concejal cupaire ha dado una lección de superación personal política y ha concitado sobre ella mucha más atención de la que, por las dos sillas consistoriales de la CUP, le corresponderí a. No se queje tanto el alcalde de ella y muéstrese más entero y menos llorica. Hay un periodista que continúa trabajando en el book fotográfico de la cupaire…

¿Y Sonia Orts (Cs) y las concejalas del PP? Tranquilidad, que todo llega.

La Huella de James Font