29. Març 2024

Arxius de Fascisme | Diari La República Checa

REDACCIÓ25 Novembre, 2018

Mucha gente habla de los fantasmas. Pero pocos los han visto. Al menos sin ser de cuerpo presente. Pero hoy en día, en boca y en boga está el uso de la palabra “fascista”, “nazi”… y pocos, los menos, saben exactamente cuan ajustado, o poco ajustado, es utilizar dicha palabrería. Y es trascedente, porque sólo un uso ajustado es acorde al dolor que experimentaron los que realmente sufrieron el nazismo y el fascismo.

La palabra fascismo tiene su origen en el latín; Los “fasces” eran un haz de 30 varas que representaban a las tribus romanas y que llevaban, como símbolo de poder los “lictores” – una especie de guardaespaldas- cuando acompañaban a los cargos públicos romanos más relevantes en sus cometidos oficiales, los cónsules en la época de la República. Los fasces eran, por tanto, un símbolo de poder. Y el poder no es ni bueno ni malo. Lo es, lo uno o lo otro, su uso. Sucede que, como siempre, los que vienen después se apropian de los símbolos de los de antes, y Mussollini,

Mussollini, que quería ser Emperador de Abisinia,  lideraba una fuerza de choque revolucionaria en los convulsos años de entreguerras, llamada “ fasci di combattimento” que fue el embrión del partido nacional fascista con voluntad de emular la Roma inmortal. Una vez más, lo de fascista venía por las fasces, símbolo de unión y poder. Más o menos afortunadamente, la falange española con su yugo y sus flechas reproduce el esquema. Las similitudes son varias. José Antonio y Mussolllini acabaron igual.

Por contaminación, fascismo fue lo que hizo Mussollini. Instaurar una dictadura, con un sistema económico intervenido, y con una voluntad de imposición colonial, parámetro este último que hoy en día podemos desnaturalizar como síntoma nosológico de lo que hoy es fascismo, pero los dos primeros permanecen.

A partir de este extremo, llamar fascista a Rivera, es una tontería suprema. Rivera es ultraliberal. A él lo que le va es la Escuela de Chicago y que el Ibex campe a sus anchas. El mercado va sólo. No creo que pretenda implantar una dictadura, aunque sí es un nacionalista español. Pero eso no convierte a uno en fascista. Como tampoco lo convierte ser nacionalista catalán. El nazismo es la versión germánica del fascismo pero con más ciencia, técnica y método kantiano, sin las perturbaciones que lo latino y el mediterráneo comporta, con un componente igualmente criminal pero modo industrial.

¿Pablo Casado es fascista?  No. Pablo Casado es un partidario del status quo, reaccionario, conservador, de derechas, lo que ustedes quieran. Pero pregúntenle a algún italiano de los años 20 y 30 que se enfrentó al fascismo si hablamos de lo mismo. Pensará que se están riendo de su desgracia. Un jurista docto Calamandrei, definió el fascismo como algo parecido a la negativa a considerar posible que el adversario tenga la razón. Yo me oscurezco ante Calamandrei, pero pienso que igual pensaba en que el fascismo niega la posibilidad al adversario de tener la razón y, además, cualquier razón. Ahí …Pablo Casado y Rivera empiezan a perfilarse, pero no lo suficiente.

Si quieren amenizar el asunto, pongan en juego el Franquismo, que es más fácil de definir, aunque se simplifica. La francofilia, parece confundirse con el franquismo que es un modo de proceder, en honor a la verdad muy parecido al fascismo italiano. Con el nazismo, los tres son sistemas políticos totalitarios. Pero distintos.

Al final, creo que el término fascista, tan en boga se utiliza porque le da juego al que lo usa para proclamarse, a renglón seguido, como antifascista. Defensor de la esencia de la verdad, su verdad, que puede ser la ley, la moral o un trapo de colores. De lo bueno y lo correcto. Es este el germen, otra vez, en la eterna rueda de la historia, del nuevo fascismo. El de los que creen que tiene la razón y no admiten, ni a efectos dialécticos que puedan estar equivocados. También hay otro ismo…es el imbecilismo. Abunda. Pero se diferencia del nazismo, el franquismo y el fascismo, en que los que lo siguen no saben, realmente, que lo hacen. Lo sufren en silencio.

 

David ROCAMORA
Abogado