Con un país intoxicado por un estofado madrileño pasado de coacción en su cocina a cuatro fuegos, los cocineros ya no saben que maná prepararnos como nuevo menú para seguir ‘estafándonos’. Nuevas elecciones que huelen a rancio gracias a la grasienta casta de cuatro partidos por la mitad a manos de Chefs de ‘medalleo’ desinflado guarnicionados con ayudantes de cocina que, con la intención de adornar la carta, ‘chamuscan’ sus especialidades con aderezos adorados a la sinrazón.
Lo inaudito es que aun así, habiendo empachado de hartazgo y envenenado a todo un país, la casta de piratas mantenga sus chiringuitos de playa con el fin de que volvamos a consumir sus indigestos e insalubres platos rotos calientes. Desencuentros de color gris con calor rosa que han desembocado en una nueva cita obligada con las urnas asumiendo y sumando un nuevo coste al déficit impuesto.
Sueldos pagados sin oficio, cargas de cargos sin encargo y millones en nuevas papeletas se avecinan por no saber, ni querer, cada uno desenvolver su papel. Pasquines al acecho merodean nuestros buzones. No podemos depender de cocineros hambrientos para alimentar nuestra sociedad. Dejemos de hacer los primos poniendo en valor
Nuestra materia prima eligiendo al Chef que con viento a vapor nos cocine y no calcine. A partir del diez de noviembre comeremos lo que somos porque somos lo que comemos y comemos lo que cocinamos. La carne política ‘mechá p´atrás’
Óscar MOLERO
Escriptor